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Me dirán tal vez: «Que no, no oímos nada.» ¡Claro que sí, cuántas inspiraciones! Hay que acostumbrarse a escuchar la voz de Dios. No toca necesariamente el tímpano, pero la oye el alma. ¡Cuántas inspiraciones nos da Dios cada día! Cuanto más fieles somos, tanto más fácilmente oímos estas inspiraciones. Se vuelven más y más fuertes; es la voz de Dios dentro de nosotros. Dios siempre habla lo bastante claro para el alma fiel en escucharle minuto a minuto. ¡MADRE MÍA, ME ENTREGO A VOS!... 7 ¡ Oh! ¡ Amen a la Santísima Virgen! ¡ Si supiéramos cuán bondadosa es Ella! Recen bien el rosario; pónganse bajo Su protección; nunca lo harán en vano. SANTA BERNARDITA SOUBIROUS

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