¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Alabada sea María

Unámonos al gran San Agustín en su canción de alabanza y amor dirigida a su Madre y Reina.

¡Oh, María Santísima! ¿Quién podrá devolverle los reconocimientos y agradecimientos que le corresponden, por la ayuda que ha prestado con su consentimiento a todos los que se perdieron? Qué alabanza puede ser presentada a Ti por la debilidad de nuestra naturaleza, que al estar perdida ha encontrado a través de Ti el comienzo de su liberación.
Recibe, por lo tanto, por favor, estas humildes acciones de gracias, aunque frágiles e indignas de Tus méritos, y, aceptando nuestros votos, perdona nuestros pecados con Tus oraciones.
Recibe lo que te ofrecemos, da lo que te pedimos, perdona lo que tememos, sobre todo porque eres la única esperanza de los pecadores; a través de ti, esperamos el perdón de nuestras faltas, y en ti está la expectativa de toda nuestra felicidad.
Santa María, ayuda a los desdichados, ayuda a los débiles, fortalece a los débiles, reza por el pueblo, interviene por el clero; que todos los que celebran Tu memoria sientan los efectos de Tu asistencia; sé favorable a los deseos de los que recurren a Tu clemencia y concédeles el cumplimiento de sus deseos; que te complazca rezar sin cesar por el pueblo fiel, ¡Tú, oh Virgen Santísima! que han merecido llevar al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Compartir con los tuyos

Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de Vuestras Santas Llagas y los sufrimientos de Vuestra Santísima Madre.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.