¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Muy dulce y amable Virgen María

Oración de la hermana María Consolata Ferrero. Oración de abandono y recurso a María nuestra Madre, tan buena y poderosa.
Dulcísima y amorosa Virgen María, amadísima Hija del Divino y Eterno Padre, tiernísima Madre del Divino y Eterno Hijo, santísima Esposa del Divino y Eterno Espíritu, vengo a Ti, oh mi amadísima Madre, para consagrarme enteramente a Ti. Tú eres la más pura, la más hermosa; Tú eres la Inmaculada, y yo no soy más que la miseria, el pecado y la inclinación al mal. Tú, oh María, siempre has hecho las delicias de la Santísima Trinidad; has embrujado el Corazón de Dios, Tu Padre, Tu Esposo, por la blancura inmaculada de Tu santísima alma. Oh Madre Compasiva, vuelve una mirada compasiva hacia esta pobre alma que se enfrenta a las peores tentaciones, y pon al enemigo infernal a volar por Tu Poder. En el momento de sus formidables asaltos, me refugiaré en Tu Inmaculado Corazón, y Tú, oh misericordiosa Reina de las Vírgenes, conserva mi lirio puro y preséntalo Tú misma a Jesús. Mi tierna Madre, Te espero en la hora de mi muerte; desde ahora Te agradezco y Te ruego que guardes todo en mí, para que todo sea agradable a Jesús. ¡Gracias, oh María!

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Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.