¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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A San José por la unión con Dios

Oh glorioso patriarca, ahora que estás en el Cielo en la cumbre de la alegría, en un trono alto, con tu amado Jesús…
Oh glorioso patriarca, ahora que estás en el Cielo en la cumbre de la alegría, en un trono alto, con tu amado Jesús, que fue sometido a ti en la tierra, ten compasión de mí, obligado a vivir en medio de tantos enemigos, luchando con los espíritus de las tinieblas y mis malas pasiones, en constante peligro de perder la gracia de Dios. Ah, por la felicidad que habéis tenido al disfrutar de la compañía de Jesús y María aquí en la tierra sin interrupción, obtenedme el derecho de pasar el resto de mi vida siempre unido a Dios, resistiendo todos los asaltos del infierno, y de morir en el amor de Jesús y María, para que un día pueda ir a disfrutar de Su compañía con vosotros en el Reino de los Bienaventurados. Amén.

Compartir con los tuyos

Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de Vuestras Santas Llagas y los sufrimientos de Vuestra Santísima Madre.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.