¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Oración para prepararnos a una buena muerte

Todos estamos en la tierra sólo de pasada. Un día tendremos que morir y tendremos que dar cuenta de nuestras vidas a nuestro Creador. Nuestra eternidad será feliz o infeliz, dependiendo de si hemos realizado o no el propósito de nuestra vida en la tierra, que es amar, conocer y servir a Dios.
El arrepentimiento sincero de nuestros pecados y la aceptación de la voluntad de Dios puede expiar toda una vida de pecados.
Dios mío, sé que moriré; tal vez sólo me queden unos pocos momentos de vida. Tal vez no salga de la cama donde me acostaré esta noche, así que adviértanme que entre en ella como si estuviera en mi tumba. Sé, Señor, que en la hora de mi muerte me gustaría haber vivido sin pecado y haberte amado siempre. Ponedme ahora en estas santas disposiciones. Sí, Dios mío, odio el pecado, creo todo lo que la Iglesia me enseña, pongo toda mi esperanza en ti, quiero vivir y morir en tu amor. Te entrego mi alma, que tanto te ha costado, Dios mío. No permitas que la preciosa sangre que derramaste por ella sea inútil para ella. Virgen Santísima, Madre de mi Dios, mi Madre y mi Patrona, mi buen Ángel de la Guarda, mi Santo Patrón, todos los Santos del Paraíso, intercedan por mí, recen por mí, durante esta noche, todo el tiempo de mi vida y especialmente en la hora de mi muerte. Amén.

Compartir con los tuyos

Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de Vuestras Santas Llagas y los sufrimientos de Vuestra Santísima Madre.

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.