Para el Padre de la Cristiandad
Para la Santa Iglesia
Para los Sacerdotes
Para el Padre de la Cristiandad
¡Oh
Jesús!
Cabeza
Invisible
de
la
Santa
Iglesia,
conservad
y
conducid
a
aquel
que
le
habéis
dado
como
Cabeza
visible
en
la
tierra,
y
llenadlo
con
la
plenitud
de
Vuestro
Espíritu,
para
que
pueda
guiar
sabiamente
la
agitada
barca
de
Pedro
a
través
de
los
arrecifes
que
le
rodean
por
todos
lados.
Cumplid
los
deseos
de
su
corazón,
y
que
la
gracia
poderosa
ayude
a
todas
las
intenciones
de
su
fe.
Que
esta
fe,
firme
e
inquebrantable
en
Vuestras
promesas
divinas,
aligere
para
él
la
carga
de
tantas
solicitudes,
y
suavice
la
amargura
con
la
que
le
riega
la
ingratitud
de
muchos
de
sus
hijos.
Que
la
verdad,
oh
Dios
mío,
de
la
que
la
Iglesia
es
depositaria
y
que
no
puede
perecer,
disipe
finalmente
todos
los
errores;
que
ilumine
la
conciencia
de
los
reyes
y
de
los
pueblos,
para
que,
según
Vuestra
palabra,
«haya
un solo rebaño y un solo pastor».
Oh
Vos,
oh
María,
Virgen
Inmaculada,
Madre
y
Soberana
de
la
Iglesia,
conceded
al
venerable
Pontífice
que
la
gobierna
en
estos
tiempos
difíciles,
los
más
preciados
favores
y,
como
recompensa
a
su
ardiente
celo
por
difundir
Vuestro
culto
y
multiplicar
los
tributos
que
Os
ofrecen
en
todo
el
mundo,
obtened
de
Vuestro
divino
Hijo
la
gracia
más
anhelada
de
su
corazón:
la
santificación
de las almas fieles y el regreso de las ovejas perdidas. Amén.
Para el Buen Pastor de la Iglesia
Señor
Jesús,
que
sois
un
solo
Dios
con
el
Padre
y
el
Espíritu
Santo;
que
sois
la
única
e
invisible
Cabeza
de
la
Iglesia;
que,
entre
Vuestros
apóstoles,
elegisteis
a
San
Pedro
para
ser
el
único
Pastor
de
Vuestras
ovejas,
y
que
deseaba
tener
como
único
Vicario
en
la
tierra
al
Pontífice
de
Vuestra
Iglesia,
al
que
todo
cristiano
debe
dirigirse
con
sumisión
y
amor;
Os
ruego,
Señor,
que
protejáis
a
nuestro
amado
Pontífice,
que
lo
defendáis
de
sus
enemigos,
que
lo
colméis
de
Vuestras
gracias
y
que
lo
mantengáis
en
Vuestra
Iglesia.
Que
nos
lleve,
oh
Dios
mío,
a
seguirle
por
el
camino
de
la
verdadera
religión;
y
que
los
débiles
méritos
de
nuestra
fe
reciban
un
feliz
incremento
cada
día
gracias
a
él,
para
que,
como
ovejas
fieles,
lleguemos
felices
al
redil celestial después de nuestro primer Pastor. Amén.
Oración universal
Derramad,
Señor,
Vuestras
bendiciones
sobre
el
Padre
de
la
Cristiandad,
sobre
mis
padres,
mis
benefactores,
mis
amigos
y
mis enemigos.
Proteged
a
todos
aquellos
que
me
habéis
dado
como
maestros,
tanto espirituales como temporales.
Ayudad
a
los
pobres,
los
prisioneros,
los
afligidos,
los
viajeros,
los enfermos y los moribundos.
Convertid
a
los
herejes
e
iluminad
a
los
infieles.
Dios
de
bondad
y
misericordia,
tened
piedad
también
de
las
almas
de
los
fieles
que están en el purgatorio.
Poned
fin
a
sus
sufrimientos,
y
dad
a
aquellos
por
los
que
estoy
obligado a rezar, descanso y luz eterna. Amén.