Oraciones para la mañana,
la noche, las comidas
Oración después de comer
Os
damos
gracias,
Señor,
por
todos
Vuestros
beneficios,
Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.
Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.
Que las almas de los fieles difuntos
Por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.
Oración antes de comer
Bendecidnos
Señor,
así
como
los
alimentos
que
vamos
a
tomar
como
un
don
de
Vuestra
bondad,
y
dad el pan a los que carecen. Amén.
Para prepararse a morir bien
Dios
mío,
sé
que
voy
a
morir;
tal
vez
me
queden
pocos
momentos
de
vida.
Tal
vez
no
pueda
salir
del
lecho
en
que
yazgo
esta
noche;
por
eso,
Vos
me
advirtáis
que
entre
en
él
como
en
mi
tumba.
Sé,
Señor,
que
en
la
hora
de
mi
muerte
quisiera
haber
vivido
sin
pecado
y
haberos
amado
siempre.
Ponedme desde ahora en estas santas disposiciones.
Sí,
Dios
mío,
odio
el
pecado,
creo
todo
lo
que
me
enseña
la
Iglesia,
pongo
en
Vos
toda
mi
esperanza,
quiero
vivir
y
morir
en
Vuestro
amor.
Os
entrego
mi
alma
que
tanto
Os
ha
costado,
oh
Dios
mío.
No
permitáis
que
la
Sangre
preciosa
que
habéis
derramado por ella sea en vano.
Virgen
Santa,
Madre
de
mi
Dios,
Madre
y
Patrona
mía,
mi
buen
Ángel
de
la
Guarda,
mi
santo
Patrono,
todos
los
Santos
del
Cielo,
interceded
por
mí,
rogad
por
mí,
durante
esta
noche,
todos
los
días
de
mi
vida
y
especialmente
en
la
hora
de
mi
muerte. Amén.
Salve Regina – Dios Te salve Reina
•
Esta
hermosa
oración
a
María,
cantada
oficialmente
antes
del
siglo
XII,
fue
enriquecida
por
San
Bernardo,
que
añadió
las
tres
últimas
exclamaciones:
«¡O
clementísima!
¡O
piadosa!
¡O
dulce
Vírgen
María!»
Dios
Te
salve,
Reina
y
Madre
de
misericordia,
vida,
dulzura,
y
esperanza
nuestra,
Dios
Te
salve.
A
Ti
llamamos
los
desterrados
hijos
de
Eva.
A
Ti
suspiramos,
gimiendo
y
llorando
en
este
valle
de
lágrimas.
¡Ea,
pues,
Señora
abogada
nuestra,
vuelve
a
nosotros
esos
Tus
ojos
misericordiosos
y
despu-es
de
este
destierro
muéstranos
a
Jesús,
fruto
bendito
de
Tu
vientre.
¡O clemente! ¡O piadosa! ¡O dulce Virgen María!
Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos:
Dios
eterno
y
todopoderoso,
que
por
la
acción
del
Espíritu
Santo
habéis
preparado
el
cuerpo
y
el
alma
de
la
gloriosa
María,
Virgen
y
Madre,
para
hacer
de
Ella
una
morada
digna
de
Vuestro
Hijo,
concedednos,
en
la
alegría
que
nos
da
celebrar
Su
memoria,
ser
liberados,
por
Su
benévola
intercesión,
de
los
males
que
nos
amenazan
y
de
la
muerte
eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Demos gracias a Dios.
Oración de la noche
¿Qué
acción
de
gracias
Os
daré,
Dios
mío,
por
todas
las
cosas
buenas
que
he
recibido
de
Vos?
Habéis
pensado
en
mí
desde
toda
la
eternidad,
me
habéis
sacado
de
la
nada,
habéis
dado
Vuestra
vida
para
redimirme,
y
todavía
me
llenáis
cada
día
con
una
infinidad
de
favores.
¡Ay!
Señor,
¿qué
puedo
hacer
en
agradecimiento
por
tanta
bondad?
Uníos
a
mí,
Espíritus
benditos,
para
alabar
al
Dios
de
las
misericordias,
que
nunca
deja
de
hacer
el
bien
a
la
más
indigna e ingrata de Sus criaturas.
Vísperas a la Virgen María
Oh
María,
mi
tierna
Madre,
permitidme
que
Os
confíe
mi
corazón
para
siempre
antes
de
irme
a
dormir.
Guardadlo
cerca
de
Vuestro
Corazón
maternal
que
llevó
al
Salvador
del
mundo.
Presentad
este
corazón
en
cada
momento
a
Vuestro
Hijo
Jesús.
Decidle
que
es
un
corazón
que
quiere
amarle
y
que
sólo
late
por
Él.
Oh
mi
divina
Madre,
bendecidme
para
que
siempre
sea
Vuestro querido hijo. Amén.
Agradezcamos a Dios
por las gracias que nos da.
Oración de la mañana
Dios
mío,
Os
agradezco
muy
humildemente
todas
las
gracias
que
me
habéis
concedido
hasta
ahora.
Es
también
por
efecto
de
Vuestra
bondad
que
veo
este
día;
quiero
utilizarlo
únicamente
para
serviros.
Os
consagro
todos
mis
pensamientos,
palabras,
acciones
y
sufrimientos.
Bendecidlos
todos,
Señor,
para
que
no
haya
uno
solo
de
ellos
que
no
esté
animado
por
Vuestro
amor y que no tienda a Vuestra mayor gloria.
A la Santísima Virgen,
a nuestro Ángel Custodio y Santo Patrono
Oración de la mañana
Virgen
Santísima,
Madre
de
Dios,
Madre
mía
y
Patrona
mía,
me
arrojo
confiadamente
en
el
seno
de
Vuestra
misericordia.
Madre
de
bondad,
sed
mi
refugio
en
mis
necesidades,
mi
consuelo
en
mis
penas
y
mi
Abogada
ante
Vuestro
adorable
Hijo,
hoy,
todos
los
días
de
mi
vida
y especialmente en la hora de mi muerte.
Ángel
del
Cielo,
mi
guía
fiel
y
caritativo,
alcanzadme
la
gracia
de
ser
tan
dócil
a
vuestras
inspiraciones
y
de
regular
tan
bien
mis
pasos
que
no
me
desvíe
en
nada
del
camino de los mandamientos de mi Dios.
Gran
Santo
cuyo
nombre
tengo
el
honor
de
llevar,
protegedme
y
rogad
por
mí,
para
que
pueda
servir
a
Dios
como
vos
en
la
tierra
y
glorificarle
eternamente
con
vos en el Cielo. Amén.
Al Santo Ángel de la Guarda
Oración de la mañana
Ángel
de
Dios,
que
es
mi
guardián,
ya
que
el
Cielo
me
ha
confiado
a
ti
en
su
bondad,
ilumíname,
guíame
y
gobiérname hoy. Amén.
Para pedir la contrición
Adorable
Jesús,
divino
modelo
de
la
perfección
a
la
que
debemos
aspirar,
me
esforzaré,
en
la
medida
de
lo
posible,
por
hacerme
como
Vos,
manso,
humilde,
casto,
celoso,
paciente,
caritativo
y
resignado
como
Vos,
y
sobre
todo
me
esforzaré
por
no
volver
a
caer
hoy
en
las
faltas
que
tan
a
menudo
cometo y que deseo sinceramente corregir. Amén.
Para atraer al Espíritu Santo
por Santa Catalina de Siena – Oración de la mañana
Espíritu
Santo,
venid
a
mi
corazón;
atraedlo
hacia
Vos
con
Vuestro
poder,
Dios
mío,
y
dadme
temor
y
amor.
Oh
Jesús,
guardadme
de
todo
mal
pensamiento;
calentadme,
inflamadme
con
Vuestro
dulcísimo
amor,
y
todo
dolor
me
parecerá
leve.
Padre
mío,
mi
dulcísimo
Señor,
ayudadme
en
todas mis acciones.
¡Jesús, amor! ¡Jesús, amor!
Ofrenda del día
Divino
Corazón
de
Jesús,
Os
ofrezco,
a
través
del
Inmaculado
Corazón
de
María,
todas
las
oraciones,
obras
y
sufrimientos
de
este
día,
en
reparación
de
mis
pecados
y
los
del
mundo
entero,
y
por
todas
las
intenciones
por
las
que Os inmoláis continuamente en el altar. Amén.
Ofrenda del día
por Santa Teresita del Niño Jesús
Dios
mío,
Os
ofrezco
todas
las
acciones
que
voy
a
realizar
hoy,
por
las
intenciones
y
por
la
gloria
del
Sagrado
Corazón
de
Jesús;
quiero
santificar
los
latidos
de
mi
corazón,
mis
pensamientos
y
mis
obras
más
sencillas
uniéndolos
a
Vuestros
méritos
infinitos,
y
reparar
mis
faltas
arrojándolas
al
horno
de
Vuestro amor misericordioso.
¡Oh,
Dios
mío!
Os
pido
para
mí
y
para
los
míos
la
gracia
de
cumplir
perfectamente
Vuestra
santa
voluntad,
de
aceptar
por
Vuestro
amor
las
alegrías
y
las
penas
de
esta
vida
pasajera
para
que
un
día
nos
reunamos
en
el
Cielo
por
toda
la
eternidad. Amén.