Acordaos de Nuestra Señora de La Salette
Acordaos,
oh
Nuestra
Señora
de
La
Salette,
verdadera
Madre
de
los
Dolores,
de
las
lágrimas
que
habéis
derramado
por
mí
en
el
Calvario;
acordaos
también
de
las
fatigas
que
Os
habéis
tomado
siempre
por
mí,
para
ponerme
al
abrigo
de
la
justicia
de
Dios;
y
mirad
si,
después
de
haber
hecho
tanto
por
Vuestro
hijo, podéis ahora abandonarlo.
Animado
por
este
pensamiento
consolador,
vengo
a
arrojarme
a
Vuestros
pies,
a
pesar
de
mis
infidelidades
e
ingratitudes.
Vos
que
sois
tan
buena,
no
rechacéis
mi
oración,
oh
Virgen
Reconciliadora,
sino
convertidme,
dadme
la
gracia
de
amar
a
Jesús
sobre
todas
las
cosas
y
de
consolaros
Vos
misma
con
una vida santa para que un día pueda veros en el Cielo. Amén.
Consagración a Nuestra Señora de La Salette
Oh
Nuestra
Señora
de
La
Salette,
mi
buena
Madre
que,
por
amor
a
mí,
habéis
derramado
lágrimas
tan
amargas
en
Vuestra
misericordiosa
aparición,
dignaos
lanzar
una
mirada
compasiva
sobre
Vuestro
hijo
que
desea
consagrarse
a
Vos
para siempre.
De
ahora
en
adelante,
mi
única
gloria
será
saberme
hijo
Vuestro.
Que
enjugue
siempre
Vuestras
lágrimas
y
consuele
Vuestro afligido Corazón.
Oh
mi
amada
Madre,
me
encomiendo
a
Vos
y
a
Vuestro
divino
Hijo.
Os
entrego
mi
cuerpo,
mi
alma
y
todos
los
días
de
mi
vida,
Os
confío
mis
palabras,
mis
dolores,
mis
penas,
mi
vida
entera
y
especialmente
mi
agonía.
Por
favor,
oh
mi
divina
Madre,
iluminad
mi
entendimiento,
guiad
mis
pasos
y
consoladme
con
Vuestra
maternal
protección,
para
que
protegido
de
los
peligros
del
pecado
y
fortalecido
contra
mis
enemigos,
camine
con
ardor
e
invencible
valor
por
la
senda
que Vos y Vuestro divino Hijo me habéis trazado. Amén.