Letanías en honor del Padre Eterno
•
Unámonos
a
Nuestro
Señor
Jesucristo,
alabanza
perfecta
de
Su
Padre,
para
invocar
en
Su
nombre
a
Dios
Padre
Eterno,
e
implorar
sobre
nosotros
los
efectos
de
Su
misericordia
y
bondad
infinita.
Unámonos
también
a
los
inefables
sentimientos
que
la
augusta
e
inmaculada
Virgen
María,
la
más
perfecta
de
Sus
criaturas,
tuvo
en
la
tierra por este santo Padre.
Padre nuestro, que estáis en el Cielo,
Escuchad la voz de Vuestros hijos en la tierra.
Padre, que no tenéis principio, sino que sois el principio de todas las cosas,
Sed nuestro último fin y el principio de todas nuestras obras.
Padre, que no tenéis padre, pero sois Padre desde toda la eternidad,
Muestraos Padre nuestro, y dadnos una parte de Vuestra herencia.
Padre, que sólo habéis engendrado al Hijo,
haced que Él viva en nosotros en todas Sus virtudes.
Padre, que con el Hijo habéis producido el Espíritu Santo,
Venid y haced morada en nosotros.
Padre, fuente de la Divinidad,
Conservad en nosotros Vuestra divina imagen.
Padre, origen de la santidad,
Dadnos el deseo de nuestra perfección
.
Padre de la Sabiduría y la Verdad,
Preservadnos de la prudencia del mundo y de toda ilusión.
Padre de la majestad infinita,
Haced que respetemos siempre Vuestra divina presencia.
Padre eterno de las luces,
Disipad las tinieblas de nuestra ignorancia.
Padre, creador de los ángeles y de los hombres,
Cread en nosotros corazones nuevos.
Padre, fundador de todas las cosas,
Que Vuestro reino se establezca en todos los lugares.
Padre, de quien procede toda paternidad,
Multiplicad nuestras obras de caridad y hacedlas fructificar.
Padre, de quien fluye todo el poder,
Permitednos emprender todo para Vuestra gloria.
Padre de todo consuelo,
Sostenednos en nuestras pruebas.
Padre del amor infinito,
Sed el único objeto de nuestro amor.
Padre, que queráis salvar a todos los hombres,
Cumplid en nosotros los designios de Vuestra misericordia.
Padre, que por amor dais a Vuestro Hijo al mundo,
Salvad a este mundo que tanto habéis amado.
Padre, que desde Vuestro seno enviáis a Vuestro Verbo,
Haced que reine plenamente en nuestros corazones.
Padre, que habéis establecido a María Madre de Dios,
Glorificad a esta augusta Madre en todo lugar.
Padre, que habéis confiado a Vuestro Hijo a José,
Dadnos también a este santo como nuestro Guardián y Padre.
Padre, que nos habéis predestinado por Jesucristo,
Haced de nosotros unos de los elegidos.
Padre, que habéis entregado a Vuestro Hijo para redimir al esclavo,
Hacednos gozar de la libertad de Vuestros verdaderos hijos.
Padre, que por nosotros no habéis escatimado a Vuestro Hijo,
Haced que también nosotros nos sacrifiquemos por Vuestro amor.
Padre, que habéis puesto Vuestra complacencia en Vuestro Hijo,
Haced
que
este
Hijo
amoroso
Se
complazca
en
nosotros
y
que
nosotros
nos
complazcamos en Él.
Padre, a quien el mundo no ha conocido,
Haced que crezcamos cada día en Vuestro conocimiento y en Vuestro amor.
Padre a quien el Hijo ha revelado,
Aumentad en nosotros el don de la fe.
Padre, que el Hijo agonizante oró por nosotros,
Haced que Sus oraciones y Su sangre sean eficaces para nosotros.
Padre, a quien el Hijo moribundo entregó Su alma,
Tened piedad de nosotros en nuestra última hora.
Padre, que habéis resucitado a Vuestro Hijo de entre los muertos,
Elevad a la gracia a todos los pobres pecadores.
Padre, que habéis dado a Vuestro Hijo un asiento a Vuestra derecha,
Concedednos a todos reinar con Él en la gloria.
Padre,
que
habéis
derramado
Vuestro
Espíritu
Santo
sobre
los
hijos
de
adopción,
Hacednos fieles a Sus inspiraciones.
Padre, que habéis ocultado el misterio de la cruz a los sabios del mundo,
Dadnos la comprensión de este misterio de amor.
Padre, que habéis revelado el misterio de la cruz a los pequeños,
Hacednos dignos de los tesoros de gracia escondidos en este misterio.
Padre, que veis a los que Os rezan en secreto,
Dadnos el conocimiento y el amor de la oración.
Padre, que amais a los que Os adoran en espíritu y en verdad,
Concedednos que en todas las cosas busquemos agradaros.
Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que Os dignáis ser nuestro Padre,
Que siempre seamos verdaderos hijos para Vos.
Padre inefable,
Que los Ángeles celebren Vuestra grandeza infinita.
Padre, cuya propia naturaleza es perdonar,
Olvidad nuestras ofensas y derramad sobre nosotros Vuestra misericordia.
Dios, nuestro protector, miradnos,
Y considerad el rostro de Vuestro Cristo.
Señor, responded a mi oración,
Y dejad que mi clamor llegue a Vos.
Oremos.
–
Señor,
Dios
todopoderoso,
que
habéis
amado
tanto
al
mundo
que
le
disteis
a
Vuestro
Hijo
único,
aceptad,
por
favor,
la
acción
de
gracias
que
humildemente
Os
ofrecemos
por
tan
gran
beneficio,
y,
en
Vuestra
misericordia,
ayudadnos
a
cumplir
con
todo
el
corazón
y
con
todas
nuestras
acciones
lo
que
este
Dios
hecho
hombre
nos
ha
enseñado
con
Sus palabras y Sus ejemplos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Que el Padre Eterno nos bendiga por los siglos de los siglos. Amén.
Compuesto a petición de Santa Margarita de Youville