El Verbo Eterno Se hizo hombre.
Oh dulce Jesús, Verbo Eterno hecho carne, Os doy gracias por haberos encarnado, por
haber asumido la naturaleza humana para resucitarla y restaurarla. Porque si Vos
manifestasteis Vuestro poder en la creación, es toda la ternura de Vuestra
misericordia la que desplegáis para la redención de la humanidad caída. Os convertís
en hombre, sujeto a las debilidades. Os convertís en nuestro hermano para llevarnos
de vuelta a nuestro Padre. Sólo Vuestro infinito Amor podría haberos inspirado a tales
locuras amorosas.
Niñito Jesús, ¿cómo puedo hacerme digno de tal prodigio de amor y abajamiento? Yo,
vil pecador, intento elevarme por encima de todo mientras Vosotros Os aniquiláis
hasta ocupar el último lugar. Está hecho, Dios mío, quiero seguiros en el camino de
Vuestras abajaciones aceptando con amor todas las ocasiones en que este último
lugar me sea presentado por Vuestra Providencia. Amén.
Invocación
Divino Niño Jesús, que para la salvación del mundo habéis querido nacer en un
establo y acostaros en un pesebre sobre un poco de paja: tened piedad de mí.
María y José, rogad al Niño Jesús por mí.
Gloria al Padre…