«Sacrifíquense por los pecadores y digan a menudo, pero
sobre todo haciendo algunos sacrificios:
Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la conversión de los peca-
dores y en reparación de las ofensas hechas al Corazón
Inmaculado de María.»
Reina del Rosario, dulce Virgen de Fátima, Os habéis dignado
aparecer en la tierra de Portugal, para revelar los tesoros de gracias
escondidos en el rezo del Rosario. Poned en nuestros corazones un
amor sincero y ferviente al practicar esta devoción.
Vos habéis traído la paz, tanto interior como exterior, a este país de
Portugal, tan atribulado en aquel momento; Os pedimos que veléis
por nuestro querido país, afligido por tantos males. Pedid a Jesús,
Vuestro Hijo, que resucite a las almas a la vida de la gracia.
Suplicadle que intervenga de una vez por la salvación de nuestro
pobre mundo, y que renueve la faz de la tierra.
Llevad la paz a todas las naciones del mundo, para que nosotros,
Vuestros hijos, vivamos como hermanos y verdaderos hijos de Dios.
Os pedimos durante esta novena que aumentéis en nosotros el
amor a Dios, para que no Le ofendamos más y Le sirvamos
dignamente. Os pedimos la conversión de los pecadores del mundo
entero y la salvación eterna para todos los que van a morir. Amén.
Tres «Dios Te salve, María...»
¡Dios mío, creo, amo, espero y Os amo! Os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan, no Os aman.
– Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Os adoro
profundamente y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo,
en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él
mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Santísimo
Corazón y del Inmaculado Corazón de María, Os pido la conversión
de los pobres pecadores.