Oración a la Santísima Virgen María

después de la Comunión

Oh María, Virgen Guardiana Vos que tan perfectamente guardasteis a Jesús en Vos, dignáos guardarlo en mí para que yo a mi vez Lo entregue a las almas. Oh María, estad allí cuando no esté. Habladle cuando no Le hable. Escuchadle cuando esté distraído. Rodeadle cuando esté distante. Calentadlo cuando mi pobre corazón esté demasiado frío. Reparad mis involuntarios y pasajeros olvidos. No permitáis nunca que me separe de Él. En la hora de mi muerte, llamadme, mandadme para que pueda ir a alabaros eternamente en el cielo. Amén.

Acción de Gracias después de la Comunión

Así es, Redentor de los hombres, que Vos habitáis en mí, y que yo estoy en posesión de Vuestro Cuerpo, de Vuestra Sangre, de Vuestra alma y de Vuestra divinidad. Os adoro, oh Dios mío, desde lo más profundo de mi alma, y uno mi adoración a la de los ángeles y santos del cielo. Os amo con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. Os doy gracias por el gran favor que me habéis hecho al entregaros a mí. Me entrego a Vos sin reservas. Aceptad, divino Jesús, esta ofrenda que Os hago de todo lo que soy y de todo lo que poseo; disponed de mí según Vuestra benevolencia, y concededme la gracia de no desagradaros jamás.

Oración de Humildad

enseñada por Jesús a Sor Benigna Consolata Dios mío, mi Amor soberano, mi Todo, yo, nada de nada, nada bueno, nada en virtud, nada en fidelidad, nada en correspondencia a Vuestras gracias, he aquí que, desde el profundo abismo de mi miseria, Os suplico, por el abismo de Vuestra misericordia, que me concedáis la gracia de conoceros y de haceros conocer, de amaros y de haceros amar, de serviros y de haceros servir, tan perfectamente como es posible para una pobre criatura, y para Vuestra mayor gloria. • «Yo, dice Jesús, te atestiguo que cada vez que un alma pronuncia este acto con un verdadero sentimiento de profunda humildad, hiere Mi Corazón con una flecha de oro y, de esta herida, se desborda un torrente de gracias para el alma y para la Santa Iglesia. Es también la mejor preparación para la Santa Comunión, porque Dios Se comunica a los humildes con mayor abundancia.»

Ofrenda a Jesús Hostia

Oh Jesús, oh Maestro de mi corazón, Os pido encarecidamente la gracia de honrar Vuestro estado de Hostia, con un amor ardiente y generoso hasta el punto de sufrir y morir, si es necesario, por Vuestra gloria. Os ofrezco mi alma; hacedla partícipe de la angustia con la que la Vuestra fue inundada durante la Pasión. Os ofrezco mi cuerpo; aceptadlo como una víctima consagrada a Vuestra gloria. Os ofrezco mi corazón; que esté unido al Vuestro, Señor, como un santuario de amor para siempre. Amén.

Acto de reparación por los ultrajes hechos

al Santísimo Sacramento

Oh, Dios tres veces santo, Os adoro, Os amo, Os bendigo por el Sagrado Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, y Os ofrezco, por las manos benditas de la Inmaculada Virgen María, todas las santas Hostias que están en nuestros altares y en todos nuestros Sagrarios, como sacrificio de expiación, reparación y honra por todos los sacrilegios, profanaciones, impiedades, blasfemias y crímenes que Os ultrajan en todo el universo. Amén.

Para pedir la bendición

del Santísimo Sacramento

Oh Jesús, salid de Vuestro Tabernáculo para derramar sobre nosotros las misericordias de Vuestro Corazón. Derramad sobre mí Vuestra divina bendición; que sea prenda del perdón de mis pecados, y salvaguarda contra las ocasiones de ofenderos. Purificad mi alma y fortalecedla en la bondad. Concededme Vuestro amor y los medios para vivir y morir santamente. Oh Jesús, bendecid a mi familia; la encomiendo a Vuestro Sagrado Corazón, y Os suplico que nos llenéis de Vuestro divino Espíritu. Dadnos a todos una bendición que se extienda desde nuestra vida hasta nuestra muerte, ¡oh Jesús Hostia! Amén.

¡Os adoramos, oh Jesús!

por San Francisco de Asís Os adoramos, oh Jesús, presente aquí en el Santísimo Sacramento y en todos los tabernáculos del mundo entero, y Os bendecimos porque habéis redimido al mundo por Vuestra Santa Cruz.