Oraciones a Dios – A Jesús
Abandono a la Voluntad de Dios
por Sra. Isabel de Francia,
algún tiempo antes de ser guillotinada
Acto de amor
por el santo Cura de Ars
ACTOS tradicionales (Fe, Esperanza, Caridad, etc)
Adoración y protesta de amor
Consagración a la divina Voluntad
Credo – Creo en Dios – Símbolo de los Apóstoles
Magníficat – Mi alma glorifica al Señor
Cántico de la Santísima Virgen María
Dios mío, creo, adoro, espero y Os amo
Oración enseñada por el Ángel de Fátima
Dios mío, ¡levantad a Santos!
Padre nuestro – Oración del Señor
Oh Jesús, amadme bien siempre
por Sor Juan Bautista, fcsp
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados
Oración enseñada por Nuestra Señora de Fátima
Para pedir fuerza y paciencia
Oración de humildad
enseñada por Jesús a Sor Benigna Consolata
Agradezcamos a Dios por las gracias que nos da
Demos gracias a Dios
Letanías
Letanías del amor de Dios
Letanías de la Providencia
Letanías de la Santa Voluntad de Dios
Letanías del pecador repentente
Abandono a la Voluntad de Dios
compuesto por la Sra. Isabel de Francia en la prisión del Templo,
poco antes de ser guillotinada.
¿Qué
me
pasará
hoy,
Dios
mío?
No
lo
sé.
Todo
lo
que
sé
es
que
no
me
pasará
nada
que
no
habéis
previsto,
establecido
y
ordenado
desde
toda
la
eternidad.
Eso
es
suficiente
para
mí,
¡oh
Dios
mío!
Es
suficiente
para
mí.
Adoro
Vuestros
eternos
e
impenetrables
designios,
y
me
someto
a
ellos
con
todo
mi
corazón
por
Vuestro
amor.
Lo
quiero
todo,
lo
acepto
todo,
hago
un
sacrificio
de
todo
a
Vos,
y
uno
este
sacrificio
con
el
de
Jesucristo,
mi
divino
Salvador.
Os
pido,
en
Su
nombre
y
por
Sus
infinitos
méritos,
paciencia
en
mis
penas
y
la
perfecta
sumisión
que
Os debemos por todo lo que queréis o permitáis. Amén.
Acto de amor
por san Juan María Vianney, el santo Cura de Ars
Os
amo,
oh
Dios
mío,
y
mi
único
deseo
es
amaros
hasta
el
último
suspiro de mi vida.
Os
amo,
oh
mi
Dios
infinitamente
amable,
y
prefiero
morir
amándoos
que vivir un solo instante sin amaros.
Os
amo,
oh
Dios
mío,
y
sólo
deseo
el
cielo
para
tener
la
dicha
de
amaros perfectamente.
Os
amo,
oh
Dios
mío,
y
temo
el
infierno
sólo
porque
no
habrá
dulce
consuelo en amaros.
Oh
Dios
mío,
si
mi
lengua
no
puede
decir
en
todo
momento
que
Os
amo,
al
menos
quiero
que
mi
corazón
Os
lo
repita
tantas
veces
como
respire.
Ah,
dadme
la
gracia
de
sufrir
amándoos,
de
amaros
sufriendo
y
de
morir un día amándoos y sintiendo que Os amo.
Y
cuanto
más
me
acerco
a
mi
fin,
más
Os
suplico
que
aumentéis
mi
amor y lo perfeccionéis. Amén.
LOS ACTOS TRADICIONALES
ACTO DE ADORACIÓN
Dios
mío,
Os
adoro
y
Os
reconozco
como
mi
Creador,
mi
Señor
soberano, y el Maestro absoluto de todas las cosas.
ACTO DE FE
Dios
mío,
creo
firmemente
todo
lo
que
la
santa
Iglesia
de
Jesucristo
cree
y
enseña,
porque
Vos
lo
habéis
dicho
y
Vos
sois
la
Verdad
eterna.
ACTO DE ESPERANZA
Dios
mío,
apoyándome
en
Vuestras
promesas
y
en
los
méritos
de
Jesucristo,
mi
Salvador,
espero
con
firme
confianza
que
me
concedáis
la
gracia
de
guardar
Vuestros
mandamientos
en
este
mundo, y así obtener la vida eterna.
ACTO DE AMOR o CARIDAD
Dios
mío,
que
sois
digno
de
todo
amor,
por
Vuestras
infinitas
perfecciones,
Os
amo
con
todo
mi
corazón
y
amo
a
mi
prójimo
como a mí mismo por amor a Vos.
ACTO DE CONTRICIÓN
Dios
mío,
siento
mucho
haberos
ofendido,
porque
sois
infinitamente
bueno,
infinitamente
amable,
y
el
pecado
Os
disgusta.
Perdonadme
por
los
méritos
de
Jesucristo,
mi
Salvador;
me
propongo,
por
Vuestra
santa
gracia,
no
ofenderos
más
y
hacer
penitencia.
ACTO DE AGRADECIMIENTO
Dios
mío,
Os
agradezco
todos
los
bienes
que
he
recibido
de
Vos,
especialmente
por
haberme
creado,
redimido
por
Vuestro
Hijo
y
haberme hecho hijo de Vuestra Iglesia.
ACTO DE OFRECIMIENTO
Dios
mío,
lo
he
recibido
todo
de
Vos;
Os
ofrezco
mis
pensamientos,
mis
palabras,
mis
acciones,
mi
vida
y
todo
lo
que
poseo,
y
deseo
usarlo únicamente para Vuestro servicio.
ACTO DE HUMILDAD
Dios
mío,
no
soy
más
que
ceniza
y
polvo;
reprimid
los
movimientos
de
soberbia
que
se
alzan
en
mi
alma,
y
enseñadme
a
despreciarme
a
mí
mismo,
Vos
que
resistís
a
los
soberbios
y
dais
Vuestra
gracia
a
los humildes.
ACTO DE PETICIÓN
Dios
mío,
fuente
infinita
de
toda
bondad,
dadme
todo
lo
que
necesito
para
la
vida
y
la
salud
de
mi
cuerpo,
pero
sobre
todo
la
gracia
de
hacer
Vuestra
santa
voluntad
en
todas
las
cosas.
Por
Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Adoración y protesta de amor
Os
adoro,
Dios
mío,
con
la
sumisión
que
Vuestra
soberana
grandeza
inspira
en
mí.
Creo
en
Vos,
porque
sois
la
verdad.
Espero
en
Vos,
porque
sois
infinitamente
bueno.
Os
amo
con
todo
mi
corazón,
porque
sois
soberanamente
amable,
y
amo
a mi prójimo como a mí mismo por amor a Vos.
Consagración a la Voluntad Divina
Mi
dulce
Jesús,
entro
en
Vuestra
divina
Voluntad,
me
postro
ante
la
Suprema Majestad y repito con Vos:
«Aquí estoy, Padre, he venido a hacer Vuestra Voluntad».
Todo
lo
que
tengo
es
Vuestro,
Señor,
como
lo
es
esta
voluntad
que
tan
generosamente me habéis dado.
Os
la
ofrezco
para
recibir
a
cambio
la
Vuestra.
Me
entrego
a
Vos,
oh
Padre,
y
a
todo
lo
que
queréis
para
mí.
Repetiré
con
mi
Santísima
Madre:
«Hágase en Mí según Vuestra Voluntad».
Pongo
mi
debilidad
en
Vuestra
fuerza,
mi
nada
en
Vos
que
lo
sois
todo,
y
mi
ignorancia
en
Vuestra
Sabiduría.
Venid
a
reinar
en
mí
y
haced
de
mí un instrumento para Vuestra gloria.
Pongo
mi
vida
y
todas
mis
acciones
en
la
Luz
de
Vuestra
Divina
Voluntad.
Con
toda
la
Corte
Celestial,
Os
suplico:
Bajad,
oh
Voluntad
divina,
y
reinad
en
mi
alma
y
en
las
almas
de
todos
los
que
amo.
Venid
y
reinad en la tierra como en el Cielo. Amén.
Credo – Creo en Dios – Símbolo de los Apóstoles
El Credo de los Apóstoles resume los dogmas de la fe católica. Según la
Tradición, cada uno de los 12 primeros Apóstoles compuso un versículo.
1
.
Creo
en
Dios,
Padre
Todopoderoso,
Creador
del
cielo
y
de
la
tierra;
2
.
Y en Jesucristo Su único Hijo, nuestro Señor;
3
.
Que
fue
concebido
por
obra
y
gracia
del
Espíritu
Santo,
nació
de Santa María Virgen;
4
.
Padeció
bajo
el
poder
de
Poncio
Pilato,
fue
crucificado,
muerto y sepultado;
5
.
Descendió
a
los
infiernos;
al
tercer
día
resucitó
de
entre
los
muertos;
6
.
Subió
a
los
cielos
y
está
sentado
a
la
diestra
de
Dios
Padre
Todopoderoso;
7
.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos;
8
.
Creo en el Espíritu Santo;
9
.
La Santa Iglesia de Jesucristo, la comunión de los Santos;
1
0
.
El perdón de los pecados;
1
1
.
La resurrección de la carne;
1
2
.
La vida perdurable. Amén.
Magníficat – Glorifica Mi alma al Señor
Cántico de la Santísima Virgen María
Glorifica Mi alma al Señor.
Y se regocija Mi espíritu en Dios Salvador Mío.
Porque
miró
la
pequeñez
de
Su
Sierva:
por
tanto,
Me
llamarán
bienaventurada todas las generaciones.
Porque
ha
hecho
en
Mí
cosas
grandes
el
Todopoderoso:
y
Su
Nombre
es santo.
Y
Su
misericordia
se
extiende
de
generación
en
generación
a
los
que
Le temen.
Hizo
prodigios
con
Su
brazo,
desbarató
los
proyectos
de
los
soberbios.
Destronó a los poderosos, y exaltó a los humildes.
A los hambrientos llenó de bienes, y dejó vacíos a los ricos.
Recibió a Israel, Su siervo, acordándose de Su misericordia.
Según
lo
que
había
prometido
a
nuestros
Padres,
Abrahán
y
su
descendencia para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, y a la Madre de Dios.
Como
era
en
el
principio,
ahora
y
siempre,
y
por
los
siglos
de
los
siglos. Amén.
¡Dios mío, creo, adoro, espero y Os amo!
Oraciones enseñadas por el Ángel de Fátima
•
«De
todo
lo
que
puedan,
ofrezcan
un
sacrificio
a
Dios,
en
reparación
de
los
pecados
por
los
que
es
ofendido,
y
en
súplica
por
la
conversión
de
los
pecadores.
De
esta
manera,
traerán
la
paz
a
su
patria.
Soy
su
Ángel
de
la
Guarda,
el
Ángel
de
Portugal.
Sobre
todo,
acepten
y
soporten
con
sumisión
los sufrimientos que el Señor les envíe».
¡Dios
mío,
creo,
adoro,
espero
y
Os
amo!
Os
pido
perdón
por
los
que
no creen, no adoran, no esperan, no Os aman.
–
Santísima
Trinidad,
Padre,
Hijo
y
Espíritu
Santo,
Os
adoro
profundamente
y
Os
ofrezco
el
preciosísimo
Cuerpo,
Sangre,
Alma
y
Divinidad
de
Jesucristo,
presente
en
todos
los
sagrarios
del
mundo,
en
reparación
de
los
ultrajes,
sacrilegios
e
indiferencias
con
que
Él
mismo
es
ofendido.
Y
por
los
méritos
infinitos
de
Su
Santísimo
Corazón
y
del
Inmaculado
Corazón
de
María,
Os
pido
la
conversión
de los pobres pecadores.
¡Dios mío, Levantad a Santos!
Oh
Dios
mío,
suscitad
santos
de
entre
nosotros.
Por
medio
de
ellos,
haga
que
la
Iglesia
triunfe
en
la
batalla
que
libra
contra
el
infierno
desencadenado.
Y,
por
el
poder
del
Espíritu
Santo,
establezca
el
Reino
de
Cristo
sobre
toda
la
tierra,
para
que
en
ella
habite
para
siempre
la
paz del Cielo. ¡Oh Dios mío, suscitad santos de entre nosotros!
Padre nuestro - La Oración del Señor
Oración enseñada por Jesús a Sus primeros Apóstoles.
Padre nuestro, que estás en los Cielos,
santificado sea el Tu Nombre;
venga a nos el Tu reino;
hágase Tu voluntad así en la tierra como en el Cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy;
y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal. Amén.
Jesús, ¡amadme bien siempre!
por Sor Juan Bautista, fcsp
Oh
Jesús,
amadme
siempre...
¡amadme
a
pesar
de
mi
miseria,
de
mi
debilidad, de mi inconstancia!
Si
me
amáis,
no
es
tanto
para
recibir
de
mí
como
para
tener
el
placer
de darme.
Y amáis tanto más cuanto que encontráis más para dar.
Ahora
bien,
mi
pobreza
es
un
abismo
abierto
a
Vuestros
dones
magníficos y gratuitos: ¡llenadlo de Vos mismo!
Saciad en mí Vuestra hambre y sed de ser bueno...
Y
yo,
oh
Jesús,
me
beneficiaré
de
Vuestros
dones
con
una
alegría
tanto
mayor
cuanto
que
conozco
mejor
la
alegría
que
Vos
mismo
sentís
al
amarme
así
y
al
ofrecerme
los
dones
de
Vuestra
exquisita
y
paternal bondad.
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados
Oración enseñada por Nuestra Señora de Fátima
•
Sacrifíquense
por
los
pecadores
y
digan
a
menudo,
pero
especialmente
haciendo algunos sacrificios:
Oh
Jesús,
es
por
Vuestro
amor,
por
la
conversión
de
los
pecadores
y
en
reparación
de
las
ofensas
hechas
al
Inmaculado
Corazón de María.
•
Después de cada decena de su rosario, digan:
Oh
Jesús
mío,
perdonadnos
nuestros
pecados,
libradnos
del
fuego
del
infierno,
y
llevad
al
Cielo
a
todas
las
almas,
especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Para pedir fuerza y paciencia
Dios
mío,
conocéis
mi
debilidad.
No
puedo
hacer
nada
sin
la
ayuda
de
Vuestra
Gracia.
No
me
lo
neguéis,
Dios
mío,
pero
dadme
la
fuerza
suficiente
para
evitar
todo
el
mal
que
defendéis,
para
practicar
todo
el
bien
que
esperáis
de
mí
y
para
sufrir
pacientemente todas las penas que Os plazca enviarme. Amén.
Oración de Humildad
enseñada por Jesús a Sor Benigna Consolata
Dios
mío,
mi
Amor
soberano,
mi
Todo,
yo,
nada
de
nada,
nada
bueno,
nada
en
virtud,
nada
en
fidelidad,
nada
en
correspondencia
a
Vuestras
gracias,
he
aquí
que,
desde
el
profundo
abismo
de
mi
miseria,
Os
suplico,
por
el
abismo
de
Vuestra
misericordia,
que
me
concedáis
la
gracia
de
conoceros
y
de
haceros
conocer,
de
amaros
y
de
haceros
amar,
de
serviros
y
de
haceros
servir,
tan
perfectamente
como
es
posible
para
una
pobre
criatura,
y
para
Vuestra
mayor gloria.
•
«Yo,
dice
Jesús,
te
atestiguo
que
cada
vez
que
un
alma
pronuncia
este
acto
con
un
verdadero
sentimiento
de
profunda
humildad,
hiere
Mi
Corazón
con
una
flecha
de
oro
y,
de
esta
herida,
se
desborda
un
torrente
de
gracias
para
el
alma
y
para
la
Santa
Iglesia.
Es
también
la
mejor
preparación
para
la
Santa
Comunión,
porque Dios Se comunica a los humildes con mayor abundancia.»
Agradezcamos a Dios
por las gracias que nos da.
Oración de la mañana
Dios
mío,
Os
agradezco
muy
humildemente
todas
las
gracias
que
me
habéis
concedido
hasta
ahora.
Es
también
por
efecto
de
Vuestra
bondad
que
veo
este
día;
quiero
utilizarlo
únicamente
para
serviros.
Os
consagro
todos
mis
pensamientos,
palabras,
acciones
y
sufrimientos.
Bendecidlos
todos,
Señor,
para
que
no
haya
uno
solo
de
ellos
que
no
esté
animado
por
Vuestro
amor
y que no tienda a Vuestra mayor gloria.