Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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San Miguel Arcángel, defendednos en el combate.

(Se pueden recitar a solas o en grupo. En este caso, una persona preside y las demás responden con las palabras en itálica).

Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Jesucristo, escúchadnos.
Jesucristo, óyednos.

Padre celestial, que es Dios,
ten piedad de nosotros.

Hijo redentor del mundo, que es Dios,
ten piedad de nosotros.

Espíritu Santo, que es Dios,
ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, que es un solo Dios,
ten piedad de nosotros.

 

Santa María, Reina de los Ángeles
rogad por nosotros.

San Miguel Arcángel
rogad por nosotros.

San Miguel, glorioso príncipe,
rogad por nosotros.

San Miguel, fuerte en la batalla,
rogad por nosotros.

San Miguel, vencedor de Satanás
rogad por nosotros.

San Miguel, terror de los demonios
rogad por nosotros.

San Miguel, príncipe de la milicia celestial
rogad por nosotros.

San Miguel, heraldo de la gloria divina,
rogad por nosotros.

San Miguel, alegría de los ángeles
rogad por nosotros.

San Miguel, honrado de los elegidos,
rogad por nosotros.

San Miguel, que presenta al Altísimo nuestras oraciones
rogad por nosotros.

San Miguel, defensor de las almas justas,
rogad por nosotros.

San Miguel, mensajero de Dios,
rogad por nosotros.

San Miguel, cuya oración lleva al cielo,
rogad por nosotros.

San Miguel, apoyo del pueblo de Dios,
rogad por nosotros.

San Miguel, guardián y patrón de la Iglesia,
rogad por nosotros.

San Miguel, benefactor de los pueblos que te honran
rogad por nosotros.

San Miguel, abanderado de la salvación
rogad por nosotros.

San Miguel, nuestro defensor en la batalla,
rogad por nosotros.

San Miguel, Ángel de la Paz,
rogad por nosotros.

San Miguel, introductor de almas en la Santa Luz,
rogad por nosotros.

San Miguel, preboste del cielo,
rogad por nosotros.

 

Cordero de Dios, que quitais los pecados del mundo
perdónadnos, Señor.

Cordero de Dios, que quitais los pecados del mundo,
escúchadnos, Señor.

Cordero de Dios, que quitais los pecados del mundo,
tened piedad de nosotros, Señor.

 

V. Rogad por nosotros, San Miguel Arcángel.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 

Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que designasteis a San Miguel como Guardián de la Iglesia y Preboste del Paraíso, conceded, por su intercesión, la prosperidad y la paz a la Iglesia, la gracia a nosotros en esta vida y la gloria en la eternidad. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

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Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.