Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Sagrado Corazon de Jesus

El Corazón de Jesús, refugio seguro en todos los peligros.

Una gran sierva de Dios, la buena Armelle, se expresó así:

«Tan pronto como me sucedió alguna aflicción por parte de las criaturas, recurrí a mi amoroso Salvador, quien primero me llenó de los mayores consuelos. Se hubiera creído que Él temía que yo tuviera algún disgusto, tan cuidadoso fue en consolarme en todas mis penas. La mayoría de las veces me mostraba Su Corazón abierto para que pudiera esconderme en él; y me encontraba encerrada en este sagrado Corazón con una seguridad tan grande que todos los esfuerzos del infierno me parecían verdaderas debilidades, y durante mucho tiempo pensé que no podía encontrarme en ninguna parte más que en este sagrado Corazón, por lo que solía decir a mis amigos: Si queréis encontrarme, no me busquéis en otra parte que en este Corazón de mi divino Salvador, porque nunca lo dejaré ni de día ni de noche; es mi asilo y mi lugar de refugio contra todos mis enemigos.»

(Mensajero del Sagrado Corazón.)

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.