La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
Santa Rosa de Lima acostumbraba a llevar todos los sábados del año un ramo de flores, que cultivaba para este fin, a los pies de la estatua de María. María, sensible a esta atención filial, Se encargó de proporcionar los medios para continuarla. Por ello, en su jardín nunca faltaban las flores en ninguna estación, ni siquiera en el calor abrasador del verano; un hecho que era notado con admiración por todos los que frecuentaban la casa de sus padres. Pero estos pequeños regalos estaban lejos de expresar todo el bien que quería conseguir a su augusta Madre. «Si fuera rica –dijo–, me gustaría regalarle una corona de oro adornada con piedras preciosas. Mi pobreza me condena a darle sólo flores.» La humilde muchacha no decía toda la verdad, pues su ingeniosa devoción le proporcionaba los medios para ofrecer magníficos regalos dos veces al año. Me refiero a los adornos espirituales que hizo para su Madre y para el Niño Jesús.
He aquí el proyecto de una de estas prendas tal y como se encontró en sus papeles después de su muerte. «Idea de una prenda que yo, Rosa de Santa María, me comprometo a hacer para la Reina de los Ángeles, con la ayuda del Señor. Le haré un vestido de seiscientas Salutaciones angélicas y otras tantas Salve Regina, con quince días de ayuno, en memoria de la purísima alegría que Le produjo Su Anunciación. Añadiré un manto compuesto por el mismo número de salutaciones y Salve, quince rosarios y quince días de ayuno, en recuerdo de Su amable visita a Santa Isabel. Los flecos y demás adornos de este manto estarán formados por seiscientas salutaciones y otras tantas Salves, en recuerdo de los consuelos que Le proporcionó el nacimiento de Su adorable Hijo. Haré el mismo gasto para proveerle de un velo. El collar que estoy haciendo para Ella tendrá el mismo valor; y mi intención al hacer estos dos objetos será celebrar la alegría de la Presentación y el Hallazgo de Jesús en el templo. Por último, pondré en Su real mano un ramo compuesto por treinta y tres Oraciones dominicales acompañadas de igual número de salutaciones, Gloria Patri, Salve y rosarios, para honrar los treinta y tres años que mi Jesús vivió aquí abajo.»
A continuación se leyó una posdata sobre esta nota: «Este ornamento está completo. Bendito sea Dios. Sólo me queda disculpar los defectos de mi obra, a mi santa Madre, y el atrevimiento que tomé al ofrecérsela.»
(Padre Huguet)
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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