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El Rosario meditado
con el Santo Evangelio
Oraciones antes del Rosario
- Se hace piadosamente la Señal de la Cruz
- Ofrenda del Rosario
- Se reza el Símbolo de los Apóstoles
- Se reza un Padrenuestro
- Se rezan tres Ave María
- Se reza un Gloria al Padre
Misterios Dolorosos
Primer Misterio: La Agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní
Pidamos una contrición sincera por todos nuestros pecados.
Padre Mío, si es posible, que este cáliz se aleje de Mí… Pero no Mi voluntad, sino la Vuestra. (S. Matth. 26, 39)
Consoladora de los afligidos, inclínaos hacia nosotros, para que, confortados por Vos, repitamos después de Jesús: «¡No mi voluntad, sino la Vuestra, oh Padre nuestro!»
Oraciones para la Decena
Se reza un Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el Tu Nombre; venga a nos el Tu reino; hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdonadnos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Amén
Se rezan diez Dios Te salve María
Dios Te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es Tu Hijo Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria al Padre
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre de Dios.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En Fátima Nuestra Señora pidió que se rezara la siguiente oración después de cada decena:
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados, líbradnos del fuego del infierno, y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Deuxième mystère: Segundo Misterio: La Flagelación de Jesús
Pidamos la gracia de la mortificación de nuestros sentidos.
Pilato, habiendo hecho azotar a Jesús, Lo entregó para que sea crucificado. (S. Matth. 27:26)
Reina de los mártires, imploramos de Vuestra ayuda fuerza y paciencia: cuando las cadenas de la vejez nos abrazan, y luchamos en vano por sacudirlas, ayudadnos a volver los ojos a Jesús, encadenado bajo los golpes a la columna de la flagelación.
Oraciones para la Decena
Se reza un Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el Tu Nombre; venga a nos el Tu reino; hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdonadnos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Amén
Se rezan diez Dios Te salve María
Dios Te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es Tu Hijo Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria al Padre
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre de Dios.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En Fátima Nuestra Señora pidió que se rezara la siguiente oración después de cada decena:
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados, líbradnos del fuego del infierno, y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Tercer Misterio: Jesús está coronado de espinas
Pidamos la gracia de la mortificación de la mente y del corazón.
Trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza, y luego, doblando la rodilla ante Él, dijeron con sorna: «Salve, Rey de los Judíos». (S. Matth. 27, 29)
María, Refugio de los pecadores, alcánzanos la gracia de aceptar generosamente la servidumbre de la vejez, en reparación de los ultrajes infligidos a Vuestro divino Hijo.
Oraciones para la Decena
Se reza un Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el Tu Nombre; venga a nos el Tu reino; hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdonadnos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Amén
Se rezan diez Dios Te salve María
Dios Te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es Tu Hijo Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria al Padre
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre de Dios.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En Fátima Nuestra Señora pidió que se rezara la siguiente oración después de cada decena:
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados, líbradnos del fuego del infierno, y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Cuarto Misterio: Jesús lleva la Cruz a cuestas
Pidamos la gracia de abrazar con gran amor las cruces que Dios nos da.
Los soldados conducían al mismo tiempo a dos malhechores que debían morir con Jesús. (S. Lucas 23:32)
Madre inmaculada, que ves a Vuestro Hijo colocado entre los criminales, cargado con las faltas que hemos cometido, obtenednos la gracia del humilde arrepentimiento que le valió al gran culpable el perdón y la promesa de la felicidad eterna.
Oraciones para la Decena
Se reza un Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el Tu Nombre; venga a nos el Tu reino; hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdonadnos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Amén
Se rezan diez Dios Te salve María
Dios Te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es Tu Hijo Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria al Padre
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre de Dios.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En Fátima Nuestra Señora pidió que se rezara la siguiente oración después de cada decena:
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados, líbradnos del fuego del infierno, y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Quinto Misterio: La Crucifixión y Muerte de Jesús en la Cruz
Pidamos la gracia de morir a nosotros mismos y vivir sólo para Dios. Pidamos la perseverancia de los justos, la conversión de los pecadores y la liberación de las almas del purgatorio.
Cuando sea levantado de la tierra, atraeré todas las cosas hacia Mí. (S. Juan 12:32)
Virgen llena de bondad, obtened para nosotros una gracia poderosa que nos atraiga al pie de la cruz, nos eleve por encima de las mezquinas preocupaciones de la tierra y nos haga comprender el amor infinito del Salvador por nosotros.
Oraciones para la Decena
Se reza un Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea el Tu Nombre; venga a nos el Tu reino; hágase Tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdonadnos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Amén
Se rezan diez Dios Te salve María
Dios Te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es Tu Hijo Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Se reza un Gloria al Padre
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Madre de Dios.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
En Fátima Nuestra Señora pidió que se rezara la siguiente oración después de cada decena:
Oh Jesús mío, perdonadnos nuestros pecados, líbradnos del fuego del infierno, y llevad al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Vuestra misericordia.
Oraciones después del Rosario
Salve oh Reina
Salve, Reina; Madre de misericordia, vida, dulzura, y esperanza nuestra; salve. Los desterrados hijos de Eva, clamamos a Vos desde este valle de lágrimas; y entre gemidos y llantos, suspiramos por Vos. Ea, pues, Abogada nuestra: dirigid esos Vuestros ojos de misericordia sobre nuestras almas. Y después de este destierro, mostradnos a Jesús, fruto bendito de Vuestro santo vientre.
¡O clementísima! ¡O piadosa! ¡O dulce Vírgen María!
V/ Rogad por nosotros, santa Madre de Dios.
R/ Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Dios eterno y todopoderoso, que por la acción del Espíritu Santo preparaste el cuerpo y el alma de la gloriosa María, Virgen y Madre, para hacer de Ella una morada digna de Tu Hijo, concédenos, en la alegría que nos da celebrar Su memoria, ser liberados, por Su benévola intercesión, de los males que nos amenazan y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor.
R/ Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y de la Madre de Dios. Amén.