Gran San José, que recibiste con tan profunda humildad los
inauditos favores que te concedió el Cielo, tú que
escondiste en el silencio del retiro los más gloriosos
privilegios y las más admirables virtudes, no permitas que
busquemos en nuestras obras la alabanza de los hombres;
sino haz que vivamos como tú bajo la mirada de Dios, sin
tener otra ambición que la de agradarle. San José, ruega
por nosotros y alcánzanos la gracia de…