Oraciones para pedir virtudes
Para obtener los siete Dones del Espíritu Santo
por Padre Ernesto Manise, cssr
Para obtener los doce Frutos del Espíritu Santo
por Padre Ernesto Manise, cssr
Al Espíritu Santo, para la Iglesia
por Padre Ernesto Manise, cssr
Para atraer el Espíritu Santo
por santa Catalina de Siena
LOS ACTOS de Fe, Esperanza, Caridad etc…
Para obtener la victoria sobre sus pasiones
Al Niño Jesús de Praga
por el Padre Cirilo de la Madre de Dios
En la aflicción, al Niño Jesús de Praga
Acordaos al Santo Niño Jesús de Praga
A los Sagrados Corazones de Jesús y de María
para la conversión de los pecadores
Acto de Consagración a la divina Voluntad
A la Santísima Virgen
para obtener la conformidad a la Voluntad de Dios
Muy dulce y amable Virgen María
por Sor Consolata Ferrero
A María, Madre de misericordia
por san Alfonso de Ligorio
A San José
para obtener la unión con Dios
A San José
para pedir une profunda humildad
A San José
para pedir una ardiente caridad
A San José
para pedir una gran fe
A San José
para pedir una firme esperanza
A San José
para un amor de compunción
A San José
para nunca separarnos de Jesús y de María
A San José Obrero
para pedir su ayuda en el trabajo y el cuidado de la
familia
A San José
Guardián de las virgenes
Oración de generosidad – Señor Jesús, enseñadme
por San Ignacio de Loyola
Para pedir el amor del Corazón de Jesús
Para pedir fuerza y paciencia
A san Juan Bautista, Precursor del Salvador
para que seamos buenos obreros en la Iglesia de Dios
A santa Teresita del Niño Jesús
para aprender a vivir de amor como ella
Letanías
De Jesús doloroso
De la Providencia
Del amor de Dios
De la Santa Voluntad de Dios
Del Espíritu Santo
Para pedir la humildad
por el cardenal Merry del Val
A Santa Teresita del Niño Jesús
para aprender a vivir de amor como ella
Oh
Santa
Teresita
del
Niño
Jesús,
tú
que
supiste
encontrar
el
camino
de
la
confianza
y
del
amor,
por
tu
intercesión,
que
se
nos
conceda
la
gracia
de
seguir
este camino con confianza.
Oh Santa Teresita, intercede por nosotros.
Obtén
para
nosotros
la
gracia
de
no
confiar
en
nuestras
propias
fuerzas,
sino
de
poner
nuestra
esperanza sólo en Dios,
Saber aceptar nuestras imperfecciones sin amargura,
Saber
olvidarnos
de
nosotros
mismos,
dejar
que
Jesús
tenga todo el espacio en nosotros,
No
buscar
honores
y
poder,
sino
saber,
a
tu
ejemplo,
escondernos con amor en los brazos de Jesús,
Obtén
para
nosotros
la
generosidad
de
ofrecer
a
Jesús
muchos sacrificios en respuesta a Su sed de amor,
Saber
descubrir
las
cualidades
de
nuestro
prójimo
sin
detenerse en sus debilidades,
Saber permanecer humilde,
Dar gracias a Dios en todas las cosas.
Por
último,
obtén
para
nosotros
una
confianza
absoluta en el amor de Dios por cada uno de nosotros.
Santa Teresita de Lisieux, ruega por nosotros.
A San Juan Bautista
Precursor del Salvador
Oh
San
Juan
Bautista,
ilustre
precursor
del
Mesías,
tú
a
quien
el
Salvador
proclamó
el
más
grande
entre
los
hijos
de
los
hombres,
tú
preparaste
maravillosamente,
con
tu
vida
austera,
penitente
y
angélica,
el
camino
hacia
el
Reino
del
Cordero
redentor.
Te
pedimos
que
te
dignes
alcanzarnos
la
gracia
de
seguir
tus
gloriosas
huellas,
de
sostener
la
fe
de
nuestros
padres,
de
defender
celosamente
los
intereses
de
la
Santa
Iglesia
Católica,
y
de
cumplir
en
cada
uno
de
nosotros
los
designios
de
la
Divina
Providencia,
para
que
después
del
destierro
de
esta
vida,
podamos
reunirnos
en
la
patria
celestial,
para
cantar
las
alabanzas
del
Rey
eterno
de
todos
los
pueblos,
por
los
siglos de los siglos. Amén.
Para pedir fuerza y paciencia
Dios
mío,
conocéis
mi
debilidad.
No
puedo
hacer
nada
sin
la
ayuda
de
Vuestra
Gracia.
No
me
lo
neguéis,
Dios
mío,
pero
dadme
la
fuerza
suficiente
para
evitar
todo
el
mal
que
defendéis,
para
practicar
todo
el
bien
que
esperáis
de
mí
y
para
sufrir
pacientemente
todas
las
penas que Os plazca enviarme. Amén.
Para pedir el amor del Corazón de Jesús
¡Oh,
Corazón
ardiente
de
amor,
santuario
viviente
de
la
Divinidad!
¿Qué
puedo
hacer
para
compensaros
la
humillación a la que Os reduce la santa Eucaristía?
Os
amo,
¡oh
Corazón
que
arde
de
amor
por
Dios
y
por
mí!
Me
uno
a
todos
Vuestros
movimientos,
a
Vuestras
santas
disposiciones;
y
Os
pido
la
gracia
de
vivir
de
Vuestra
vida
y
de arder con Vuestros fuegos.
Me
alegro
de
veros
amado
y
glorificado
en
el
Cielo
e
imploro
la
gracia
de
compartir
Vuestros
dolores.
Con
gusto
sufriría
antes
de
desagradaros
y
morir
para
evitar
un solo pecado mortal.
Haced
que
mi
alma
sienta
Vuestro
impulso
divino,
y
llevadla
a
la
renuncia
de
toda
cosa
humana
capaz
de
separarme de Vos y de alterar mi amor por Vos.
Oh
Corazón
Divino,
mi
más
querido
deseo
es
perderme
en
Vos,
vivir
sólo
de
Vos,
en
Vos
y
por
amor
a
Vos.
Aplicadme
a
morar
en
espíritu
a
Vuestros
pies,
como
la
lámpara
encendida
que
se
consume
ante
el
Santísimo
Sacramento.
Que
mi
corazón,
como
esa
lámpara,
no
pierda
más
Vuestra
presencia.
Haga
que
Vuestra
voluntad
sea
la
luz
de
mi
corazón,
y
que
Vuestro
amor
sea
la
llama
que
lo
consuma en el tiempo y para la eternidad. Amén.
Oración de Generosidad
por San Ignacio de Loyola
Señor Jesús, enseñadme a ser generoso.
A serviros como Vos lo merecéis.
A dar sin contar.
A luchar sin miedo a heridas.
A trabajar sin buscar el descanso.
A
gastarme
sin
esperar
recompensa,
fuera
de
haber cumplido Vuestra Santa Voluntad.
A San José, custodio de las vírgenes
Oh
protector
y
padre
de
las
vírgenes
San
José,
a
cuya
fiel
custodia
fueron
encomendadas
la
misma
inocencia,
Cristo
Jesús,
y
la
Virgen
de
las
vírgenes
María,
por
estas
dos
queridísimas
prendas,
Jesús
y
María,
Os
ruego
y
suplico
me
alcancéis
que,
preservado
de
toda
impureza,
sirva
siempre
castísimamente
con
alma
limpia
y
corazón
puro
y
cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
A San José Obrero
para pedir su ayuda en el trabajo
y el cuidado de la familia
Glorioso
San
José,
modelo
de
todos
los
que
se
dedican
al
trabajo,
alcánzame
la
gracia
de
trabajar
con
espíritu
de
penitencia
para
la
expiación
de
mis
muchos pecados;
de
trabajar
con
conciencia,
anteponiendo
el
culto
al deber a mis inclinaciones;
de
trabajar
con
gratitud
y
alegría,
considerando
un
honor
utilizar
y
desarrollar
mediante
el
trabajo
los
dones recibidos de Dios;
trabajar
con
orden,
paz,
moderación
y
paciencia,
sin
retroceder
nunca
ante
el
cansancio
y
las
dificultades;
trabajar
sobre
todo
con
pureza
de
intención
y
desprendimiento
de
mí
mismo,
teniendo
constantemente
ante
los
ojos
la
muerte
y
la
cuenta
que
tendré
que
rendir
del
tiempo
perdido,
de
los
talentos
no
utilizados,
del
bien
omitido
y
de
la
vana
complacencia
en
el
éxito,
que
es
tan
fatal
para
la
obra de Dios.
Todo
por
Jesús,
todo
por
María,
todo
a
imitación
tuya, Patriarca San José. Amén.
A San José, para pedir la gracia
de no separarnos nunca de Jesús y María
¡Mi
santo
protector!
Por
vuestra
pronta
y
continua
obediencia
a
la
Voluntad
de
Dios,
obtenedme
de
vuestro
Jesús
la
gracia
de
obedecer
perfectamente
Sus
divinos
preceptos.
Obtened
para
mí
en
mi
viaje
a
la
eternidad,
en
medio
de
tantos
enemigos,
la
gracia
de
no
perder
nunca
la
compañía
de
Jesús
y
María
hasta
mi
último
aliento:
en
esa
compañía
todos
los
dolores
de
esta
vida
y
muerte
misma
serán
dulces
y
preciosos
para
mí.
Amén.
A San José,
para obtener un amor de compunción
hacia el Niño Jesús
¡Oh,
santo
patriarca!
Por
el
dolor
que
habéis
sentido,
al
ver
al
Verbo
divino,
nacido
en
un
establo
en
medio
de
una
pobreza
tan
grande,
sin
fuego,
sin
ropa,
y
al
oírle
llorar
en
frío,
os
ruego
que
me
consigáis
un
verdadero
dolor
de
mis
pecados,
por
los
que
fui
la
causa
de
las
lágrimas
de
Jesús;
y,
por
el
consuelo
que
tuvisteis
entonces
al
considerar
a
Jesús
Niño
en
el
pesebre,
tan
bello
y
encantador,
de
modo
que
vuestro
corazón
comenzó
a
arder
con
un
amor
más
ardiente
por
un
Dios
tan
amable
y
amoroso,
obtened
para
mí
la
gracia
de
amarlo
también
con
un
gran
amor
en
la
tierra,
para
que un día Lo posea en el Cielo. Amén.
A San José
para obtener una firme esperanza
¡Oh,
fiel
José!
vos
que
habéis
llevado
la
virtud
de
abandono
en
el
Corazón
de
Dios
hasta
el
grado
más
heroico,
obtenedme
esa
firme
esperanza
que
nada
puede
sacudir,
esa
esperanza
victoriosa
que
supera
todos
los
obstáculos
y
tentaciones;
esa
esperanza
amorosa
que
triunfa
sobre
Dios
mismo
y
Le
obliga,
por
así
decirlo,
a
venir
en
nuestra
ayuda;
esa
esperanza
que,
después
de
habernos
sostenido
durante
la
vida,
será
nuestro
más
suave
consuelo
en
la
hora
de
la
muerte,
y
nos
abrirá
las
puertas
de
la
bendita
Eternidad. Amén.
A San José
para obtener una gran fe
Gran
San
José,
heredero
de
la
fe
de
todos
los
patriarcas,
alcanzadnos
esa
hermosa
virtud
que
es
la
base
de
toda
santidad,
el
fundamento
de
las
demás
virtudes,
y
sin
la
cual
es
imposible
agradar
a
Dios;
alcanzadnos
esa
fe
que
está
viva,
activa,
encendida
con
el
fuego
del
amor
divino,
que
no
se
deja
agitar
por
ningún
ataque,
que
permanece
fiel
en
todas
las
pruebas.
Haga
que,
siguiendo
vuestro
ejemplo,
vivamos
por
la
fe
en
este
mundo,
para
que
podamos
compartir
las
recompensas
preparadas
para
ello
en el Cielo. Amén.
A San José
para obtener una ardiente caridad
Oh
Serafín
de
Amor,
glorioso
San
José,
en
todas
las
virtudes
estáis
grande,
pero
en
el
amor
de
Jesucristo
estáis
incomparable.
¡Siempre
ver
a
Jesús,
siempre
pensar
en
Jesús,
siempre
trabajar
para
Jesús,
siempre
hablar
de
Jesús o con Jesús!
Oh,
¿qué
ardor,
qué
transporte
de
amor,
no
debe
haberse
encendido
en
vuestra
alma
la
conversación
de
este
adorable
Hijo?
Bendito
José,
compartimos
vuestra
felicidad,
pero,
por
desgracia,
no
compartimos
vuestro
amor.
¿No
es
este
mismo
Jesús,
este
Jesús
tan
bueno,
tan
amoroso,
que
viene
a
unirse
a
Sí
mismo,
de
corazón
a
corazón,
con
nosotros
en
el
Sacramento
de
Su
Amor?
Y,
sin
embargo,
nuestros
corazones
no
sienten
nada,
no
Le
dicen
nada;
tanto
amor
no
nos
inspira
ni
transporte,
ni
celo, ni fervor.
Oh,
José,
que
solo
María
supere
en
amor,
haga
que
cese
tan
funesto
prodigio.
Jesús
no
puede
rechazar
nada
a
vuestra
ternura;
por
lo
tanto,
pedidle
por
nosotros,
no
por
nuestra
salud,
ni
por
los
bienes
de
la
tierra,
sino
únicamente por Su Amor y Su más puro Amor. Amén.
A San José
para obtener una profunda humildad
Fiel
imitador
de
Jesús
y
María,
humilde
José,
vos
que
estabais
tan
pequeño
a
vuestros
ojos
y
a
la
opinión
de
los
hombres
que
estáis
grande
ante
Dios;
enseñadme
a
ser,
como
vos,
pequeño
y
humilde
de
corazón.
Desgraciadamente,
ya
lo
sabéis,
mis
pecados,
después
de
haberme
hecho
ingrato
con
mi
Dios,
me
han
llenado
de
nuevo
de
un
orgullo
insensato,
que
es
la
mayor
herida
de
mi alma.
Oh
amable
Santo,
mi
protector,
mi
patrono
y
mi
Padre,
os
pido
hoy
una
virtud
que
es
el
fundamento
de
toda
la
perfección
cristiana.
Obtened
para
mí
la
humildad,
la
gracia
de
conocerme
y
despreciarme;
obtened
para
mí
la
gracia
de
buscar
complacer
a
Dios
solo
en
todas
mis
acciones.
Que
yo,
como
vos,
ame
el
silencio
y
la
vida
oculta;
que
yo,
como
vos,
sea
olvidado
y
despreciado
por
las
criaturas;
que
las
humillaciones
y
la
cruz
de
Jesucristo
sean mi tesoro en este mundo, como han sido el vuestro.
Oh
Jesús,
María
y
José,
de
ahora
en
adelante
quiero
poner
toda
mi
gloria
y
mis
delicias
en
humillarme
a
Vuestro ejemplo. Amén.
A San José
para obtener la unión con Dios
Oh
glorioso
patriarca,
ahora
que
estáis
en
el
Cielo
en
la
cumbre
de
la
alegría,
en
un
trono
alto,
con
vuestro
amado
Jesús,
que
fue
sometido
a
vos
en
la
tierra,
tened
compasión
de
mí,
obligado
a
vivir
en
medio
de
tantos
enemigos,
luchando
con
los
espíritus
de
las
tinieblas
y
mis
malas
pasiones,
en
constante
peligro
de
perder
la
gracia
de
Dios.
Ah,
por
la
felicidad
que
habéis
tenido
al
disfrutar
de
la
compañía
de
Jesús
y
María
aquí
en
la
tierra
sin
interrupción,
obtenedme
el
derecho
de
pasar
el
resto
de
mi
vida
siempre
unido
a
Dios,
resistiendo
todos
los
asaltos
del
infierno,
y
de
morir
en
el
amor
de
Jesús
y
María,
para
que
un
día
pueda
ir
a
disfrutar
de
Su
compañía
con
vos
en
el
Reino
de
los
Bienaventurados.
Amén.
A María, Madre de la Misericordia
por San Alfonso de Ligorio
Oh
Madre
de
misericordia,
ya
que
sois
tan
compasiva
y
tenéis
tan
gran
deseo
de
hacernos
el
bien
a
nosotros,
miserables
pecadores,
y
de
concedernos
lo
que
Os
pedimos,
yo,
el
más
miserable
de
todos
los
hombres,
he
venido
a
implorar
Vuestra
bondad;
dignaos
escucharme.
Dejad
que
otros
Os
pidan
todo
lo
que
desean,
salud,
bienes
y
ventajas
temporales;
para
mí,
oh
María,
Os
pido
lo
que
Vos
misma
queréis
encontrar
en
mí,
lo
que
es
más
conforme y agradable a Vuestro Sagrado Corazón.
Vos
sois
tan
humilde;
alcanzadme
humildad
y
amor
al
desprecio.
Habéis
sido
tan
paciente
en
las
penas
de
esta
vida;
alcanzadme
paciencia
en
las
adversidades.
Sois
tan
llena
de
amor
a
Dios;
alcanzadme
el
don
del
amor
santo
y
puro.
Estáis
llena
de
caridad
para
con
el
prójimo;
alcanzadme
caridad
para
con
todos,
especialmente
para
con
los
que
se
me
oponen.
Vos
siempre
estuvisteis
unida
a
la
Voluntad
de
Dios;
alcanzadme
la
plena
conformidad
con
todas
las
disposiciones
de
la
Providencia
que
me
conciernen.
En
una
palabra,
Vos
sois
la
más
santa
de
todas
las
criaturas;
oh
María,
hacedme
santo.
Lo
único
que
puede
impedirme
recibir
Vuestras
gracias
es
o
mi
negligencia
en
invocaros
o
mi
falta
de
confianza
en
Vuestra
intercesión;
pero
estas
dos
disposiciones
esenciales,
la
fidelidad
en
invocaros
y
la
confianza
en
Vos,
Vos
me
las
podéis
obtener,
y
es
a
Vos
a
quien
las
pido,
es
de
Vos
a
quien
las
quiero,
es
de
Vos
a
quien
las
espero,
y
confiado
las
espero
de
Vos,
¡oh
María,
Madre
mía,
Esperanza
mía,
Amor
mío,
Vida
mía,
Refugio mío, Auxilio mío y Consuelo mío! Amén.
Muy dulce y amable Virgen María
por Sor María Consolata Ferrero
Dulcísima
y
amabilísima
Virgen
María,
amadísima
Hija
del
divino
Padre
Eterno,
tiernísima
Madre
del
divino
Hijo
Eterno,
santísima
Esposa
del
divino
Espíritu
Eterno,
vengo
a
Vos,
oh
Madre
mía
amantísima,
para
consagrarme
enteramente
a
Vos.
Vos
sois
la
más
pura,
la
más
bella;
Vos
sois
la
Inmaculada,
y
yo
no
soy
más
que
miseria,
pecado
e
inclinación
al
mal.
Vos,
oh
María,
habéis
sido
siempre
la
delicia
de
la
Santísima
Trinidad;
habéis
deleitado
al
Corazón
de
Dios,
Vuestro
Padre,
Vuestro
Esposo,
con
la
blancura inmaculada de Vuestra santa alma.
Oh
Madre
compasivísima,
dirigid
una
mirada
de
piedad
hacia
esta
pobre
alma
en
la
agonía
de
las
más
perversas
tentaciones,
y
con
Vuestro
Poder
poned
en
fuga
al
enemigo
infernal.
En
el
momento
de
sus
formidables
asaltos,
me
refugiaré
en
Vuestro
Inmaculado
Corazón,
y
Vos,
oh
misericordiosísima
Reina
de
las
Vírgenes,
conservaréis
puro
mi
lirio
y
lo
presentaréis
a
Jesús
Vos
misma.
Mi
tierna
Madre,
Os
espero
en
la
hora
de
mi
muerte;
desde
ahora,
Os
doy
gracias
y
Os
ruego
que
guardéis
todo
en
mí,
para
que
todo
agrade
a
Jesús.
¡Gracias, oh María! Amén.
Oración a la Santísima Virgen María
para obtener la conformidad a la Voluntad de Dios
Virgen
Santísima,
Madre
del
Verbo
Encarnado,
depositaria
de
gracias
y
refugio
de
miserables
pecadores,
nos
dirigimos
a
Vuestro
amor
maternal
con
fe
viva,
y
Os
pedimos
que
nos
alcancéis
la
gracia
de
cumplir siempre la Voluntad de Dios y la Vuestra.
Ponemos
nuestro
corazón
en
Vuestras
manos,
Os
pedimos
la
salvación
de
nuestras
almas
y
cuerpos,
llenos
de
la
dulce
confianza
de
que
Vos
Os
mostraréis
Madre
nuestra, concediéndonosla. Por eso decimos con fe viva:
Recita tres veces el «Dios Te salve, María…»
Consagración a la Voluntad Divina
Mi
dulce
Jesús,
entro
en
Vuestra
divina
Voluntad,
me
postro ante la Suprema Majestad y repito con Vos:
«Aquí estoy, Padre, he venido a hacer Vuestra Voluntad».
Todo
lo
que
tengo
es
Vuestro,
Señor,
como
lo
es
esta
voluntad que tan generosamente me habéis dado.
Os
la
ofrezco
para
recibir
a
cambio
la
Vuestra.
Me
entrego
a
Vos,
oh
Padre,
y
a
todo
lo
que
queréis
para
mí.
Repetiré
con mi Santísima Madre:
«Hágase en Mí según Vuestra Voluntad».
Pongo
mi
debilidad
en
Vuestra
fuerza,
mi
nada
en
Vos
que
lo
sois
todo,
y
mi
ignorancia
en
Vuestra
Sabiduría.
Venid
a
reinar
en
mí
y
haced
de
mí
un
instrumento
para
Vuestra
gloria.
Pongo
mi
vida
y
todas
mis
acciones
en
la
Luz
de
Vuestra
Divina
Voluntad.
Con
toda
la
Corte
Celestial,
Os
suplico:
Bajad,
oh
Voluntad
divina,
y
reinad
en
mi
alma
y
en
las
almas
de
todos
los
que
amo.
Venid
y
reinad
en
la
tierra
como en el Cielo. Amén.
A los Sagrados Corazones de Jesús y María
por la conversión de los pecadores
Sagrado
Corazón
de
Jesús,
que
ardéis
en
tan
ardiente
amor
por
los
hombres,
y
que
sois
tan
poco
amado
por
ellos,
¡cómo
podré,
con
mi
fervor,
consolaros
por
la
ingratitud
de
todos
estos
cristianos
culpables!
Vuestro
Corazón,
siempre
tierno
y
compasivo,
¿estará
siempre
cargado
de
dolor
por
los
males
que
Vuestros
hijos
se
acarrean
con
sus
desórdenes
y
crímenes?
Yo
sé,
¡oh
Salvador
mío!
Vos
amáis
que
se
Os
ruegue
por
los
pecadores,
porque
por
ellos
Os
humillasteis
y
Os
resignasteis
a
todas
las
humillaciones
de
Vuestra
vida
y
a
los
tormentos
de
Vuestra
Pasión,
porque
queréis
que
se
conviertan
y
vivan.
Por
muy
culpable
que
yo
mismo
sea,
me
acerco
con
confianza
al
trono
de
Vuestras
misericordias,
esperando
firmemente
que
no
rechazaréis
las oraciones que Os dirijo por estos desgraciados.
Sagrado
Corazón
de
Jesús,
tened
piedad
de
los
pecadores,
tocad
sus
corazones
endurecidos,
abrid
sus
ojos
cegados
por
sus
pasiones,
hacedles
ver
el
abismo
en
el
que
se
precipitan.
Piedad,
piedad,
¡oh
Dios
mío!
suspended
Vuestros
golpes.
Misericordia,
Señor,
misericordia!
¿Acaso
los
pecadores
no
son
Vuestros
hijos?
Oh
Dios
mío,
no
los
abandonéis,
y
ya
que
la
sangre
de
Vuestro
Hijo
fue
derramada
por
ellos,
que
no
sea
en
vano.
Recibid,
en
expiación
de
sus
crímenes,
los
sufrimientos
de
Jesús,
las
oraciones,
las
buenas
obras,
las
comuniones
de
tantos
cristianos
fervorosos,
a
los
que
me
uno
con
toda
la
fuerza
de
mi
alma.
Quiero
vivir
sólo
para
amaros,
feliz
si
pudiera
morir
de
amor
a
Vos,
y
compensaros
por
la
frialdad
de
tantos cristianos, que no Os aman porque no Os conocen.
¡Oh
Corazón
Inmaculado
de
María!
Corazón
de
esta
augusta
Virgen
que
la
Iglesia
llama
con
razón
Refugio
y
Abogada
de
los
pecadores,
unid
Vuestras
súplicas
a
mis
débiles
plegarias
para
hacer
santa
violencia
al
Corazón
de
Jesús.
Oh
María,
pongo
mis
súplicas
en
Vuestro
Corazón;
dignaos
presentarlas
al
Juez
soberano,
a
Aquel
a
quien
llevasteis
en
Vuestro
seno
virginal,
a
Aquel
cuyas
sublimes
virtudes
imitasteis
tan
bien,
a
Aquel
a
quien
amasteis
tanto,
y
yo
estoy
tranquilo
en
la
dulce
esperanza
de
que
serán atendidas. Amén.
Acordaos al Santo Niño Jesús de Praga
Acordaos,
oh
divino
Niño
Jesús,
de
la
dulce
promesa
que
Vos
mismo
Os
dignasteis
hacer
a
Vuestra
sierva,
la
venerable
Margarita
María
del
Santísimo
Sacramento,
cuando
le
dijisteis
estas
palabras
tan
llenas
de
consuelo
para nuestros tristes y agobiados corazones:
«Recurren a Mi Corazón y siempre que deseen obtener
una gracia, no dejen de pedirla por los méritos de Mi santa
Infancia, pues nunca se las negaré».
Lleno
de
confianza
en
Vuestra
palabra,
oh
divino
Niño
Jesús,
tan
misericordioso
y
siempre
fiel
en
Vuestras
promesas,
vengo
a
Vuestros
pies
para
depositar
ante
Vos
mis penas.
Ayudadme
a
llevar
una
vida
santa,
para
que
pueda
llegar
con
seguridad
a
la
patria
eterna,
y
por
los
méritos
de
Vuestra
Encarnación
y
de
Vuestra
santa
Infancia,
oh
divino
Niño
Jesús,
por
la
intercesión
también
de
Vuestra
augusta
Madre
y
de
los
santos
arcángeles
Miguel,
Gabriel
y
Rafael,
dignaos concederme las gracias que Os pido….
Las
imploro
con
la
mayor
urgencia,
pues
Vos
sabéis
cuánto
las
necesito.
No,
no,
dulce
Niño
Jesús,
no
me
dejaré
engañar
en
mi
esperanza.
Me
arrojo
en
los
brazos
de
Vuestra
ternura,
de
Vuestra
misericordia
y
de
Vuestro
poder,
convencida
de
que
oiréis
mi
oración
y
de
que
no
me
levantaré
de
Vuestros
pies
sin
haber
sido
consolado
y
atendido. Amén.
En aflicción, al Milagroso Niño Jesús de Praga
Oh
amadísimo
Jesús,
que
nos
amáis
tiernamente,
Vuestra
mayor
alegría
es
habitar
entre
los
hombres
y
concedernos
Vuestra
bendición.
Aunque
no
soy
digno
de
que
me
contempléis
con
amor,
me
siento
atraído
hacia
Vos,
oh
amadísimo
Niño
Jesús,
porque
me
perdonáis
de
todo
corazón
y
ejercéis
sobre
mí
Vuestro
omnipotente poder.
Tantos
que
se
han
dirigido
a
Vos
con
confianza
han
recibido
gracias
y
se
les
han
concedido
sus
peticiones.
He
aquí
que,
en
espíritu,
me
arrodillo
ante
Vuestra
imagen
milagrosa
en
Vuestro
altar
de
Praga,
y
Os
abro
mi
corazón,
con
sus
oraciones,
súplicas
y
esperanzas.
Especialmente el asunto de…………………………….
Lo
encierro
en
Vuestro
amoroso
Corazón.
Os
ruego
la
ayuda
deseada.
Gobernadme
y
haced
conmigo
y
con
los
míos
según
Vuestra
santa
voluntad,
pues
sé
que
en
Vuestra
Divina
sabiduría
y
amor
ordenáis
todo
para
bien.
Todopoderoso
y
misericordioso
Niño
Jesús,
no
retiráis
Vuestra
mano
de
nosotros,
sino
que
nos
protejáis y bendigáis para siempre.
Os
lo
ruego,
dulcísimo
Niño,
en
nombre
de
Vuestra
Santísima
Madre
María,
que
Os
cuidó
con
tanta
ternura,
y
por
la
gran
reverencia
con
que
San
José
Os
llevó
en
sus
brazos:
consoladme
y
hacedme
feliz,
para
que
Os
bendiga
y
agradezca
eternamente
de
todo
corazón.
Amén.
Oración al Niño Jesús de Praga
por el Padre Cirilo de la Madre de Dios
Oh
Niño
Jesús,
yo
recurro
a
Vos,
y
Os
ruego
por
Vuestra
Santísima
Madre,
me
asistáis
en
esta
necesidad
(se
menciona)
porque
creo
firmemente
que
Vuestra
Divinidad
puede
socorrerme.
Espero
con
confianza
obtener
Vuestra
santa
gracia.
Os
amo
con
todo
mi
corazón
y
con
todas
las
fuerzas
de
mi
alma.
Me
arrepiento
sinceramente
de
mis
pecados,
y
Os
suplico,
oh
mi
buen
Jesús,
me
deis
fuerza
para triunfar de ellos.
Tomo
la
resolución
de
no
ofenderos
más,
y
me
ofrezco
a
Vos
en
la
disposición
de
sufrirlo
todo
antes
de
disgustaros.
Desde
ahora
quiero
serviros
con
fidelidad.
Por
Vuestro
amor,
oh
Divino
Niño,
amaré
a
mis
prójimos
como
a
mi
mismo.
Niño
lleno
de
poder,
oh
Jesús,
yo
Os
suplico
de
nuevo, me asistáis en esta circunstancia
(se menciona)
.
Hacedme
la
gracia
de
poseeros
eternamente
con
María
y
José,
y
la
de
adoraros
con
los
Santos
Ángeles
de
la
Corte
Celestial.
Para obtener la victoria sobre sus pasiones
Dios
Santo,
Padre
de
las
misericordias,
que
sólo
me
habéis
creado
para
serviros
en
la
libertad
de
Vuestros
hijos,
no
permitáis
que
siga
sometido
a
las
vergonzosas
leyes
de
mis
pasiones criminales.
Movido
por
el
deseo
que
siento
de
corregirme,
y
doblegado
por
las
urgentes
súplicas
que
Os
dirige
para
mí
Vuestro
indigno
siervo,
la
Virgen
Inmaculada,
a
quien
habéis
hecho
dispensadora
de
Vuestras
gracias,
ayudadme,
Dios
mío,
a
salir
de
la
esclavitud
a
que
me
ha
reducido
el
pecado,
y
sostenedme
en
las
batallas
que
debo
librar
contra
mí
mismo
con este fin.
Vos
conocéis,
Señor,
tanto
mi
debilidad
como
la
fuerza
de
los
enemigos
que
me
dominan;
testigo
de
mis
miserias,
Vos
las
veis;
a
cada
instante
el
orgullo
me
irrita,
el
resentimiento
me
amarga,
la
lujuria
me
expone,
el
humor
contrariado
me
hace
insoportable,
la
pereza
me
hace
descuidar
mis
deberes,
el
amor
propio
se
cuela
en
el
poco
bien
que
quiero
hacer,
y
destruye la mejor parte de lo que Os he destinado.
¡Qué
obligación,
oh
Dios
mío!
Qué
servidumbre
para
un
alma
que,
a
pesar
de
todo,
quiere
amaros
y
quisiera
ser
perfectamente Vuestro.
Pero
repudio
y
detesto
con
todo
mi
corazón
todos
estos
desvaríos.
Me
duele
mucho
haberme
entregado
a
ellos
tan
a
menudo,
porque
Os
desagradan,
y
es
a
Vos,
bondad
infinita,
a
quien
he
ofendido
cada
vez
que
me
he
dejado
llevar.
De
ahora
en
adelante
no
quiero
escuchar
más
la
tentación
y
quiero
resistir
a
mis
pasiones,
fuente
desastrosa
de
todas
mis
faltas.
Es
en
Vuestro
nombre,
Dios
todopoderoso,
que
tomaré
las
armas,
para
luchar
contra
enemigos
que
tantos
otros,
con
la
ayuda
de
Vuestra
gracia,
han
vencido
tan
felizmente.
Es
también
en
Vuestro
nombre,
asistido
por
María,
que
espero
obtener
la
victoria
por
Jesucristo,
Nuestro
Señor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
LOS ACTOS TRADICIONALES
ACTO DE ADORACIÓN
Dios
mío,
Os
adoro
y
Os
reconozco
como
mi
Creador,
mi
Señor soberano, y el Maestro absoluto de todas las cosas.
ACTO DE FE
Dios
mío,
creo
firmemente
todo
lo
que
la
santa
Iglesia
de
Jesucristo
cree
y
enseña,
porque
Vos
lo
habéis
dicho
y
Vos
sois la Verdad eterna.
ACTO DE ESPERANZA
Dios
mío,
apoyándome
en
Vuestras
promesas
y
en
los
méritos
de
Jesucristo,
mi
Salvador,
espero
con
firme
confianza
que
me
concedáis
la
gracia
de
guardar
Vuestros
mandamientos en este mundo, y así obtener la vida eterna.
ACTO DE AMOR o CARIDAD
Dios
mío,
que
sois
digno
de
todo
amor,
por
Vuestras
infinitas
perfecciones,
Os
amo
con
todo
mi
corazón
y
amo
a
mi prójimo como a mí mismo por amor a Vos.
ACTO DE CONTRICIÓN
Dios
mío,
siento
mucho
haberos
ofendido,
porque
sois
infinitamente
bueno,
infinitamente
amable,
y
el
pecado
Os
disgusta.
Perdonadme
por
los
méritos
de
Jesucristo,
mi
Salvador;
me
propongo,
por
Vuestra
santa
gracia,
no
ofenderos más y hacer penitencia.
ACTO DE AGRADECIMIENTO
Dios
mío,
Os
agradezco
todos
los
bienes
que
he
recibido
de
Vos,
especialmente
por
haberme
creado,
redimido
por
Vuestro Hijo y haberme hecho hijo de Vuestra Iglesia.
ACTO DE OFRECIMIENTO
Dios
mío,
lo
he
recibido
todo
de
Vos;
Os
ofrezco
mis
pensamientos,
mis
palabras,
mis
acciones,
mi
vida
y
todo
lo
que
poseo,
y
deseo
usarlo
únicamente
para
Vuestro
servicio.
ACTO DE HUMILDAD
Dios
mío,
no
soy
más
que
ceniza
y
polvo;
reprimid
los
movimientos
de
soberbia
que
se
alzan
en
mi
alma,
y
enseñadme
a
despreciarme
a
mí
mismo,
Vos
que
resistís
a
los soberbios y dais Vuestra gracia a los humildes.
ACTO DE PETICIÓN
Dios
mío,
fuente
infinita
de
toda
bondad,
dadme
todo
lo
que
necesito
para
la
vida
y
la
salud
de
mi
cuerpo,
pero
sobre
todo
la
gracia
de
hacer
Vuestra
santa
voluntad
en
todas
las
cosas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Para atraer al Espíritu Santo
por Santa Catalina de Siena – Oración de la mañana
Espíritu
Santo,
venid
a
mi
corazón;
atraedlo
hacia
Vos
con
Vuestro
poder,
Dios
mío,
y
dadme
temor
y
amor.
Oh
Jesús,
guardadme
de
todo
mal
pensamiento;
calentadme,
inflamadme
con
Vuestro
dulcísimo
amor,
y
todo
dolor
me
parecerá
leve.
Padre
mío,
mi
dulcísimo
Señor,
ayudadme
en
todas mis acciones.
¡Jesús, amor! ¡Jesús, amor!
Al Espíritu Santo para la Iglesia
por Padre Ernesto Manise, cssr
Oh
Espíritu
Santo,
Creador,
sé
propicio
a
la
Iglesia
de
Jesucristo;
por
Vuestra
virtud
divina
fortalecedla
y
afirmadla
contra
los
ataques
de
sus
enemigos;
por
Vuestra
caridad
y
gracia
renovad
el
espíritu
de
Vuestros
siervos
que
habéis
ungido,
para
que
en
Vos
den
gloria
al
Padre
y
a
Su
único
Hijo,
Nuestro
Señor
Jesucristo.
Espíritu
Santo,
Espíritu
de
verdad,
venid
a
nuestros
corazones;
dad
a
los
pueblos
el
resplandor
de
Vuestra
luz,
para
que,
encontrándolos
unidos
en
la
fe,
Os
complazcáis en ellos. Amén.
Para pedir los doce Frutos del Espíritu Santo
por Padre Ernesto Manise, cssr
Espíritu Santo Amor eterno del Padre y del Hijo;
concededme
el
fruto
de
la
Caridad
,
que
me
une
a
Vos
por
el amor;
el fruto de la
Alegría
que me llena de santo consuelo;
el
fruto
de
la
Paz
que
produce
en
mí
la
tranquilidad
del
alma;
el
fruto
de
la
Paciencia
,
que
me
hace
soportar
humildemente
todo
lo
que
pueda
contrariar
mis
gustos
particulares;
el
fruto
de
la
Benignidad
,
que
me
lleva
a
aliviar
las
necesidades de mi prójimo;
el fruto de la
Bondad
, que me hace bueno con todos;
el
fruto
de
la
Longanimidad
,
que
impide
que
me
desanime por cualquier retraso;
el
fruto
de
la
Mansedumbre
,
que
calma
en
mí
todo
movimiento
de
cólera,
detiene
toda
murmuración,
suprime
toda
susceptibilidad
en
mis
relaciones
con
el
prójimo;
el
fruto
de
la
Fe
,
que
me
impulsa
a
confiar
con
firme
seguridad en la palabra de Dios;
el fruto de la
Modestia
, que regula mi exterior;
los
frutos
de
la
Continencia
y
de
la
Castidad
que
conservan
mi
cuerpo
en
la
santidad
propia
de
Vuestro
templo,
para
que
después
de
haber
conservado,
con
Vuestra
ayuda,
la
pureza
de
mi
corazón
en
la
tierra,
merezca
en
Jesucristo,
según
las
palabras
del
Evangelio,
ver
a
mi
Dios
para
siempre
en
la
morada
de
la
gloria.
Amen.
Para pedir los siete Dones del Espíritu Santo
por Padre Ernesto Manise, cssr
Oh
Jesús!
que,
antes
de
subir
al
Cielo,
habéis
prometido
a
Vuestros
apóstoles
y
discípulos
que
les
enviaríais
el
Espíritu
Santo
para
confortarlos
y
fortalecerlos,
dignaos
enviarnos también a nosotros este Espíritu santificador.
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
sabiduría
,
que
nos
dáis
a
conocer
la
verdadera
felicidad,
y
nos
dáis
los
medios
para
conseguirla.
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
entendimiento
,
que
nos
ayudáis
a
penetrar,
por
Vuestra
luz
divina,
las
verdades
y
los misterios de nuestra santa religión.
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
consejo
,
que
nos
ayudáis
a
discernir,
en
las
ocasiones
difíciles,
lo
que
debemos
hacer
para cumplir la voluntad de Dios.
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
fortaleza
,
y
atadnos
a
Dios
y
a
nuestros
deberes,
para
que
nada
pueda
separarnos
de
ellos.
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
conocimiento
,
que
sois
el
único
que
puede
darnos
el
conocimiento
perfecto
de
Dios
y
de
nosotros
mismos.
Os
pido
este
conocimiento
divino
y
único
necesario,
con
todo
el
ardor
de
mi
alma;
Os
diré
sin
cesar
con
San
Agustín:
«Dios
mío,
que
Os
conozca,
y
que
me conozca a mí mismo.»
Venid
a
nosotros,
Espíritu
de
piedad
,
que
nos
hacéis
cumplir
con
alegría
y
facilidad
todo
lo
que
Dios
nos
manda,
y,
por
la
unción
del
amor
divino,
haced
que
encontremos
verdaderamente
dulce
y
ligero
el
yugo
del
Señor.
Entrad
en
nosotros,
Espíritu
del
temor
del
Señor
,
que
nos
hacéis
evitar,
con
el
mayor
cuidado,
todo
lo
que
pueda
desagradar a nuestro Padre celestial.
Gloria
a
Vos,
Padre
eterno,
que,
con
Vuestro
Hijo
único
y
el
Espíritu
Santo,
vivís
y
reináis
por
los
siglos
de
los
siglos.
Amén.