La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
En el año 1661, en vísperas del día de Todos los Santos, un religioso, de visita en las cárceles de Hesdin, encontró a un soldado de la guarnición de allí, hereje y suizo de nacimiento. Le habló de religión, y después de haberle hablado de la devoción a la Santísima Virgen, le instó a que la saludara cada día como la había saludado el Ángel Gabriel cuando le trajo la feliz noticia de que el cielo la había elegido para ser la Madre de Dios. El religioso añadió que no se puede temer ir contra la voluntad de Dios cuando se imita a su embajador, diciendo a la gloriosa Virgen Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; y antes de dejar a este desafortunado hereje, le conjuró a glorificar a María uniéndose al Arcángel Gabriel que así la honró, y a los Apóstoles que le dieron, en el Símbolo, el más bello título de gloria, diciendo que el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, la eligió para su Madre. Cuando le expresó al enfermo su intención de hacerle una segunda visita: «No se moleste –dijo el soldado–, no hay nada que ganar para mí. Nací protestante, quiero morir protestante.»
Habían pasado dos meses desde esta entrevista, cuando el mismo Padre, yendo en Nochebuena al hospital, se encontró con este mismo soldado en la cama, y, aunque al principio no le reconoció, el soldado, sin embargo, le reconoció muy bien, y le dijo: «Os vi en la cárcel, y desde entonces he saludado a la Santísima Virgen todos los días, como lo hizo el Arcángel Gabriel, y como me aconsejasteis.» El Padre le animó a continuar con este ejercicio de devoción, y le habló de otros puntos en los que los protestantes están equivocados. Esta charla, por la gracia de Jesucristo y la asistencia de María, causó tal impresión en el ánimo del soldado, que poco después pidió al Padre que fuera a verle, y le instó a que le instruyera en los puntos de la fe, asegurándole que estaba decidido a vivir y morir como católico. De hecho, tras un cierto periodo de prueba, abjuró públicamente de su herejía.
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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