Este artículo también está disponible en: Français English Italiano
A María, Madre de la Misericordia
Oh Madre de misericordia, ya que sois tan compasiva y tenéis tan gran deseo de hacernos el bien a nosotros, miserables pecadores, y de concedernos lo que Os pedimos, yo, el más miserable de todos los hombres, he venido a implorar Vuestra bondad; dignaos escucharme. Dejad que otros Os pidan todo lo que desean, salud, bienes y ventajas temporales; para mí, oh María, Os pido lo que Vos misma queréis encontrar en mí, lo que es más conforme y agradable a Vuestro Sagrado Corazón.
Vos sois tan humilde; alcanzadme humildad y amor al desprecio. Habéis sido tan paciente en las penas de esta vida; alcanzadme paciencia en las adversidades. Sois tan llena de amor a Dios; alcanzadme el don del amor santo y puro. Estáis llena de caridad para con el prójimo; alcanzadme caridad para con todos, especialmente para con los que se me oponen. Vos siempre estuvisteis unida a la Voluntad de Dios; alcanzadme la plena conformidad con todas las disposiciones de la Providencia que me conciernen.
En una palabra, Vos sois la más santa de todas las criaturas; oh María, hacedme santo. Lo único que puede impedirme recibir Vuestras gracias es o mi negligencia en invocaros o mi falta de confianza en Vuestra intercesión; pero estas dos disposiciones esenciales, la fidelidad en invocaros y la confianza en Vos, Vos me las podéis obtener, y es a Vos a quien las pido, es de Vos a quien las quiero, es de Vos a quien las espero, y confiado las espero de Vos, ¡oh María, Madre mía, Esperanza mía, Amor mío, Vida mía, Refugio mío, Auxilio mío y Consuelo mío!