Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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A María, Madre de la Misericordia

A María, Madre de la Misericordia

Oración de San Alfonso de Ligorio, gran devoto de la Santísima Virgen María.

Oh Madre de misericordia, ya que sois tan compasiva y tenéis tan gran deseo de hacernos el bien a nosotros, miserables pecadores, y de concedernos lo que Os pedimos, yo, el más miserable de todos los hombres, he venido a implorar Vuestra bondad; dignaos escucharme. Dejad que otros Os pidan todo lo que desean, salud, bienes y ventajas temporales; para mí, oh María, Os pido lo que Vos misma queréis encontrar en mí, lo que es más conforme y agradable a Vuestro Sagrado Corazón.
Vos sois tan humilde; alcanzadme humildad y amor al desprecio. Habéis sido tan paciente en las penas de esta vida; alcanzadme paciencia en las adversidades. Sois tan llena de amor a Dios; alcanzadme el don del amor santo y puro. Estáis llena de caridad para con el prójimo; alcanzadme caridad para con todos, especialmente para con los que se me oponen. Vos siempre estuvisteis unida a la Voluntad de Dios; alcanzadme la plena conformidad con todas las disposiciones de la Providencia que me conciernen.
En una palabra, Vos sois la más santa de todas las criaturas; oh María, hacedme santo. Lo único que puede impedirme recibir Vuestras gracias es o mi negligencia en invocaros o mi falta de confianza en Vuestra intercesión; pero estas dos disposiciones esenciales, la fidelidad en invocaros y la confianza en Vos, Vos me las podéis obtener, y es a Vos a quien las pido, es de Vos a quien las quiero, es de Vos a quien las espero, y confiado las espero de Vos, ¡oh María, Madre mía, Esperanza mía, Amor mío, Vida mía, Refugio mío, Auxilio mío y Consuelo mío!

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En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.