Vino a los Suyos…
Abran sus corazones al Niño Dios. ¡Contemplen al Niño Dios que nos extiende Sus brazos! Vean a Su Madre presentándole y escúchenle decirles: «Hijo Mío, eres todo para Mí. Bajé de Mi Cielo por ti. Por ti vine en la pobreza, en la noche, en el silencio, desconocido por todos los hombres, despreciado por todos. He venido por ti, hijo Mío, para decirte cuánto te amo y para invitarte a seguirme».