Una historia para cada día...
La verdadera Iglesia es perseguida.
Un converso protestante.
En una gran ciudad, un protestante se acercó a un sacerdote católico y le pidió ser admitido en la Iglesia Católica. El sacerdote quiso saber el motivo de su conversión, y el protestante respondió: «Hace muchos años que leo la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento. Lo que más me llama la atención es que Jesucristo predijo mucho sufrimiento y persecución a sus apóstoles y discípulos. Bien», me dije, «con esta marca reconocerás infaliblemente a la verdadera Iglesia. Ahora he descubierto que ni nosotros, los seguidores de Lutero, ni los reformados, ni ningún otro hereje o cismático, son perseguidos por su fe. Sólo los religiosos católicos, el Papa, los obispos, en una palabra, la Iglesia católica, son objeto de incesantes ataques y de toda clase de calumnias. Unas veces en un país, otras en otro, son expulsados, y se utilizan todos los medios para impedir la práctica del culto católico. En muchos países se impide la construcción de nuevas iglesias católicas; se quiere impedir las misiones; la «separación de Roma» es la consigna en todos los aspectos, y mediante un trabajo sistemático e incesante se quiere conducir a los católicos a la apostasía. Cuando pienso en ello, veo con evidencia que la religión católica es la verdadera religión fundada por Jesucristo». El sacerdote vio enseguida que este hombre tenía una fe sincera y, tras una instrucción preliminar, lo recibió en el seno de la Iglesia.
Jesucristo predijo a menudo a Sus discípulos que serían perseguidos, por ejemplo cuando les dijo: «El siervo no es mayor que el amo; si Me han perseguido a Mí, también os perseguirán a vosotros.» – Por lo tanto, una Iglesia que vive en paz no es la Iglesia de Cristo.
Las calumnias de los paganos.
Los primeros cristianos estuvieron expuestos a las más infames calumnias de los paganos. Se afirmaba que los cristianos mataban a un niño en sus reuniones y devoraban su carne; se les acusaba de entregarse al libertinaje en sus reuniones nocturnas en las catacumbas; finalmente, se les citaba ante los tribunales como ateos y como no creyentes en los dioses, porque no frecuentaban los templos paganos, etc.
Incluso hoy en día el padre de la mentira se enfrenta a la Iglesia católica con calumnias similares. La Iglesia es tratada como Cristo ante Pilatos.
