La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
Es bien conocido que en Inglaterra han existido durante mucho tiempo leyes injustas destinadas a impedir la realización de ceremonias religiosas. Ahora bien, un día sucedió que un católico devoto, que gozaba de una gran fortuna, fue condenado a pagar quinientas piezas de oro, porque se había atrevido a asistir a misa. El católico buscó las mejores monedas de oro portuguesas que pudo encontrar, con la impresión de una cruz, y presentó la suma completa a la corte. Mientras las contaba delante del empleado protestante, éste sonrió y le preguntó, lleno de asombro, por qué utilizaba unas monedas tan bonitas para pagar su multa. A esta pregunta hecha en tono irónico, el católico se contentó con responder: «Creería pecar si pagara con una moneda más común y corriente, la gracia que se me ha concedido de poder adorar a mi Salvador y a mi Dios en el santo Sacramento del altar. Sabed también, Señor, que entre la cruz, cuya imagen veis impresa en esta moneda, y el Santísimo Sacramento del Altar, hay varios rasgos de analogía, pues ambos son monumentos del infinito amor de nuestro Salvador.»
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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