Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

La Sagrada Familia en oración

Cómo se vengan los Santos

Acudiendo una mañana a la casa del caballero don Antonio Zavan, San Juan de Dios se vio pronto acosado por un grupo de pobres, y se vio excesivamente importunado por uno de ellos, que era más exigente que los demás. Repartió un real a cada uno; pero el insolente, que pretendía tener más, estalló en insultos contra el Santo, llamándole ladrón del dinero que recibía para los pobres. Y llegó a abofetearlo, porque sabía que ese exceso era un medio para hacerlo más generoso. Pero los demás pobres se lanzaron sobre el desgraciado, y los criados incluso corrieron a detenerlo. Juan, defendiendo a su agresor, tuvo grandes dificultades para liberarlo. Sin embargo, lo consiguió y, gracias a él, el culpable pudo huir. El hidalgo, que lo había visto todo, bajó al patio a ver al Santo; lo saludó y le expresó su pesar por haberle ocurrido semejante atropello en su casa, y lo retuvo en la cena.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.