Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora de la Asunción

Confianza del Beato Salmerón.

Alfonso Salmerón tuvo una devoción filial a María durante toda su vida. A Ella recurrió en todas sus dificultades, y a Ella también, sin duda, debió la gran iluminación que le hizo ser admirado por los Padres del Concilio de Trento. Su humildad le hizo rechazar las primeras dignidades de la Iglesia y, también en este aspecto, se mostró como hijo de la Virgen más humilde. ¡Había dicho a menudo que María estaba presente en la muerte de Sus siervos, como lo estuvo en el último suspiro de Jesús; él merecía verla en su lecho de muerte, y murió gritando: «¡En el Paraíso! en el Paraíso! Bendito sea el tiempo que Te serví, oh María! Bendita sea la predicación, el trabajo, todo lo que hice y sufrí por Ti, oh mi Reina! …. En el Paraíso».

¡Oh, qué dulce es morir cuando uno ha amado a María desde su más tierna infancia! Vive de tal manera que en tu última hora tengas esa misma experiencia bendita.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.