Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora de la Asunción

Una conmovedora oración respondida.

Hace unas semanas, una jovencita de la casa del Sagrado Corazón de María vio con dolor que se acercaba el día en que se vería obligada a dejar su querida soledad para entrar en el mundo. La visión de los peligros que tendría que afrontar la hizo temer la hora de la separación, y rogó al Señor que la llamara de nuevo a Sí mismo si preveía que su virtud iba a naufragar tristemente. Incluso hizo una novena por esta intención y rogó a varias de sus amigas que unieran sus oraciones a las suyas. Casi inmediatamente experimentó una ligera indisposición, y aunque la enfermedad no parecía grave, no se podía dejar de pensar, aunque con una sonrisa, en el efecto de la novena que había comenzado. Pronto la joven se vio obligada a guardar cama, y dos días después murió, en presencia de sus compañeras, antes de que nadie sospechara la gravedad de su estado. El cielo había concedido la conmovedora oración de esta piadosa hija de María.

(Voz de Nuestra Señora de Chartres, 1859)

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.