Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

La Condesa du Châtelet en su lecho de muerte y Voltaire.

La condesa du Châtelet, a la que Voltaire había convertido en incrédula, seguía calificando la religión de superstición. En su lecho de muerte le preguntó al filósofo si después de todo no sería útil recibir la extremaunción. «Condesa», dijo Voltaire, «toma el camino más seguro». Por ello, mandó llamar a un sacerdote, pero cuando éste llegó sólo encontró un cadáver.

El ateo y el cristiano.

Un ateo le dijo una vez a un católico practicante: «Pobre clérigo, qué engañado estás, si el cielo es una fábula. – ¡Pobre librepensador! Cómo te van a pillar, si el infierno no es una fábula».

El abad y el librepensador.

El príncipe Sfondrati, abad de San Gall, se encontró un día, durante un viaje a Roma, con un incrédulo con el que ya había intercambiado algunas cartas. El librepensador retomó inmediatamente sus ataques a la creencia en la existencia de Dios. El abad finalmente se impacientó y le dijo: «O no hay Dios, y entonces no corres peligro, pero si lo hay, lo pasarás mal cuando comparezcas ante Él para dar cuenta de tu incredulidad.» Con ello, volvió de forma muy significativa a su ocupación; esta réplica causó una impresión tan profunda en el incrédulo que desde ese momento cesó sus ataques a la religión.

Blaise Pascal ya había dicho: Si contra un millón de probabilidades a favor del ateísmo sólo hay una a favor del infierno, la razón exige que actúe como si el infierno existiera realmente.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.