Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

Un gorrión en una sala de banquetes iluminada.

El obispo San Paulino había acudido a la corte de Edwin, el rey pagano de Northumberland, quien le preguntó si el cristianismo daba la solución al problema del origen y el destino del hombre. «Uno de mis cortesanos», añadió, «afirma que el hombre es como un gorrión que desde la espesa oscuridad de la noche entra en una habitación muy iluminada, pasa unos instantes en ella y sale por una ventana opuesta sin que nadie sepa de dónde viene ni a dónde va.» San Paulino respondió que el cristianismo daba precisamente las soluciones exactas a estos problemas, y comenzó a explicar el símbolo de los Apóstoles. Mostró cómo el primer artículo enseña que el hombre es una criatura de Dios, y el último, que el hombre resucitará al final del mundo para vivir eternamente. Estas explicaciones agradaron a sus oyentes y muchos de ellos pidieron el bautismo.

Vale la pena repetir una y otra vez que la religión es una luz divina para nuestra inteligencia, que nos ilumina sobre las cuestiones más importantes de la vida.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.