Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

El hotelero y el recibo.

En una ocasión, un senador francés quiso alquilar un piso en un hotel de París y le pidieron que pagara el precio por adelantado. ¿Quiere un recibo?», dijo el hotelero. – Si crees en Dios –respondió el senador–, no es necesario. – Pero, ¿crees seriamente en Dios?», dijo el otro irónicamente. – Por supuesto que sí. Creo que tú también crees en ello. – No, no lo sé. – En ese caso, dame un recibo.

El barbero incrédulo.

Un barbero buscaba crearse una clientela entre sus correligionarios del librepensamiento, por lo que no perdía ninguna oportunidad de promocionarse como un hombre que no creía ni en Dios ni en el más allá. Sin embargo, un día habló con la persona equivocada. Tras mostrar una vez más sus ideas a un cliente, éste le dijo: «No confiaría mi perro, y mucho menos mi garganta, a un hombre que no cree en Dios.

Después salió del salón y no se le volvió a ver.

Tenían razón, la gente sin fe es demasiado a menudo gente sin conciencia.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.