Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Oración a la Santísima Trinidad

Oración a la Santísima Trinidad

Ofrenda de sí misma a la Santísima Trinidad, por santa Isabel de la Trinidad. Adoremos a Dios de quien recibimos todo y reconozcamos Sus derechos absolutos sobre nosotros.
¡Oh Dios mío! Trinidad a quien adoro, ayudadme a olvidarme enteramente de mí para establecerme en Vos, inmóvil y apacible, como si mi alma estuviera ya en la eternidad.
¡Que nada pueda turbar mi paz ni hacerme salir de Vos, oh mi Inmutable, sino que cada minuto me sumerja más en la profundidad de Vuestro Misterio!
Pacificad mi alma; haced de ella Vuestro cielo, Vuestra mansión preferida y el lugar de Vuestro reposo.
Que nunca Os deje solo; antes bien permanezca enteramente allí, bien despierta en mi fe, en total adoración, entregada sin reserva a Vuestra Acción creadora.
¡Oh amado Cristo mío, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para Vuestro corazón; quisiera cubriros de gloria, quisiera amaros… hasta morir de amor!…
Pero siento mi impotencia, y Os pido me revistáis de Vos mismo, identifiquéis mi alma con todos los movimientos de Vuestra alma, me sumerjáis, me invadáis, Os sustituyáis a mí, para que mi vida no sea más que una irradiación de Vuestra Vida.
Venid a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.
Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida escuchándoos, quiero ponerme en completa disposición de ser enseñada para aprenderlo todo de Vos.
Luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero tener siempre fija mi vista en Vos y permanecer bajo Vuestra gran luz.
Oh amado Astro mío, fascinadme para que no pueda ya salir de Vuestro resplandor.
Oh Fuego abrasador, Espíritu de amor, venid sobre mí para que en mi alma se realice como una encarnación del Verbo; que sea yo para Él una humanidad suplementaria, en la que Él renueve todo Su misterio.
Y Vos, oh Padre, inclinaos hacia Vuestra pobrecita criatura; cubridla con Vuestra sombra, no veáis en ella sino al Amado en quien habéis puesto todas Vuestras complacencias.
Oh mis “Tres”, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad en la que me pierdo, me entrego a Vos como una presa, sepultaos en mí para que yo me sepulte en Vos, hasta que vaya a contemplar en Vuestra luz el abismo de Vuestras grandezas. Amén.
Santisima Trinidad

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Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.