Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

San Francisco de Asís y el albañil.

San Francisco (m. 1226) pasó una vez por delante de un albañil y lo saludó amistosamente. Entonces se entabló una conversación y el santo preguntó: «Maestro, ¿qué haces aquí? – Trabajo como albañil todo el día. – ¿Pero por qué? – Pero para ganar dinero. – ¿Y la razón por la que quieres ganar dinero? – Para comprar pan. – ¿Por qué el pan? – Pero para vivir. – ¿Y por qué vives?», preguntó por fin el Santo. El albañil, que ya estaba aburrido por este interrogatorio, dudó y no supo cómo responder. San Francisco se lo recordó y le instruyó sobre el verdadero destino del hombre.

Muchos hombres no piensan en su razón de ser en la tierra. Dios nos creó para conocerlo, amarlo y servirlo en este mundo, para ser felices un día con Él en el Cielo por toda la Eternidad.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.