Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

La desafortunada esposa de un socialista.

El periódico La Croix de Calais informó del siguiente hecho en 1897: Un socialista se jactaba en la taberna ante sus compañeros de que por fin había conseguido, después de tres años, que su mujer perdiera la fe. Aplausos para todos. Pero cuando regresó a su casa por la noche, vio una gran multitud frente a su casa. Hizo averiguaciones y se enteró de que allí acababa de ocurrir una terrible desgracia. Cuando entró en su casa, encontró a su mujer y a sus tres hijos en el suelo, sin dar señales de vida. Su esposa había colocado una nota a su lado con estas palabras: «Mientras tuve fe, soporté todas las penas de la vida con paciencia, por amor a Dios; pero desde que mi desdichado marido me hizo perder la fe, soy infeliz en grado sumo. No quiero que mis hijos también sean infelices, así que los he envenenado conmigo.

Esto es lo que el hombre puede ser con o sin fe. El hombre sin Dios es como un náufrago sin esperanza.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.