Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

Filter by Categories
Liturgia-es
Oración
Evangelio-Lecturas
Reflexiones
Historia

Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

Enrique IV y el Delfín.

El embajador de una gran potencia sorprendió un día a Enrique IV caminando a cuatro patas y llevando a su hijo a horcajadas. El rey, al notar el asombro del embajador, le dijo: «Mi querido embajador, sin duda me encuentras muy indigno… ¿Tiene hijos? – No, señor –respondió el embajador–. – Entonces –replicó Enrique IV– comprendo tu asombro, pues hay que ser padre él mismo para entender tanta condescendencia y ternura.»

Sólo los que no conocen la ternura paternal de Dios tienen la tentación de sonreír ante su trato amoroso con los santos y de considerarlos imposibles e indignos de Dios. Pero los que verdaderamente comprenden la bondad de Dios también entienden su ternura hacia sus hijos, es decir, las revelaciones privadas, como San Francisco de Asís, Santa Brígida, Santa Gertrudis, Santa Teresa y las famosas Ana Catalina Emmerich y Bernadita. Estas revelaciones no pretenden cambiar la religión cristiana, sino sólo llevar nuestras almas a una perfección superior.

Dios Se manifiesta con frecuencia a los hombres, pero éstos se distraen y no se dan cuenta.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.