La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
Loire-Inférieure.
¡Gloria a nuestro buen Padre San José! A todas las bendiciones que ha concedido a nuestra casa durante tanto tiempo, acaba de añadir un notable favor en el que brillan su maravilloso poder y su bondad.
Durante el mes de mayo pasado, uno de nuestros jóvenes alumnos, Jorge A…, de 10 años de edad, cayó gravemente enfermo de fiebre reumática que lo dejó confinado en su cama con dolores. El niño y su madre lamentaron mucho que esta enfermedad supusiera un contratiempo para su Primera Comunión, que iba a tener lugar el 30 del bello mes de María. El miércoles 21, el médico aseguró a la madre que no había lugar para la ilusión, y que la enfermedad requería una estancia en cama de cinco o seis semanas, suponiendo que no hubiera agravamiento; que, en consecuencia, era inútil pensar en los preparativos para la primera comunión. Al día siguiente, el jueves 23, las piernas y los pies del niño estaban tan edematosos que no podía moverse en absoluto, y sufría fuertes dolores en las articulaciones de los brazos y los riñones. La piadosa madre pensó entonces en poner la recuperación de su hijo en manos de San José, pidiéndole que no permitiera que se le privara de asistir y participar en la hermosa fiesta del día 30. Para ello, por la noche envió a la nodriza del niño, que le tiene mucho cariño, a llevar dos velas ante el altar de San José en nuestra capilla, y a rezar unas oraciones por él.
El viernes 24, cuando la señora A… llevó a su hijo el té prescrito por la mañana, el niño se despertó y le dijo: «Madre, ya no sufro; mira, me muevo muy bien, quiero levantarme. E inmediatamente, en presencia de su atónita madre, se bajó de la cama y caminó sin dificultad; toda la hinchazón había desaparecido. El niño pidió inmediatamente probarse la ropa e incluso el zapato de comunión, y la prueba fue un gran éxito.
Cuando llegó el médico, el pequeño paciente fue a abrir la puerta de su habitación. El excelente médico no podía creer lo que veía y se vio obligado a aceptar que una curación tan inesperada y repentina no podía ser el resultado de su medicación. El pobre niño pudo salir el mismo día y el domingo 26 de mayo vino al Seminario para comenzar, con sus compañeros, el retiro preparatorio para su Primera Comunión, que siguió completamente sin la menor fatiga, hasta el bendito día en que recibió en su corazón la Hostia divina de nuestros sagrarios.
Desde entonces, la querida niña ha seguido gozando de la más perfecta salud.
No describiré la alegría y la gratitud de la excelente madre de Jorge y de todos los servidores de San José que fueron testigos de esta singular gracia.
Una madre tenía un niño que estaba a punto de hacer la primera comunión. Durante varios años, este querido niño le había causado una gran ansiedad por el futuro, porque estaba muy disipado. Podía ver cómo se acercaba el momento del gran día, y no mejoraba. Sin embargo, todavía esperaba que la primera comunión lo cambiara; pero cuanto más veía llegar ese hermoso día, más se angustiaba al ver el mismo comportamiento. Ella rezó a Dios con todo su corazón, pero el buen padre parecía permanecer sordo a su voz… Un día fue a visitar una iglesia y vio varias estatuas que le llamaron mucho la atención, entre ellas la de San José: en seguida se sintió movida por el deseo de comenzar una novena a este gran Santo, en el que ya tenía plena confianza. Le parecía que su pobre pequeño se volvería inmediatamente más sabio, pero no fue así; el buen Dios quería sin duda poner a prueba su confianza hasta el final, ya que, a dos días de su primera comunión, todavía dejaba mucho que desear, ¡ay!
Sin embargo, la pobre madre no se desanimó. Por el contrario, redobló sus oraciones; finalmente, en la víspera del hermoso día, su pobre hijo se sintió muy conmovido durante una instrucción en el retiro, y lloró mucho. Aquella misma tarde llegó y se arrojó a los pies de su padre y de su madre; allí, de rodillas, les pidió perdón, pero era una petición que le salía del corazón, pues rompió a llorar. Los padres se emocionaron y se alegraron de verlo así. Finalmente, este querido niño hizo la Primera Comunión con muy buena disposición, y desde entonces ha seguido dando consuelo y perseverando. ¡Gracias a San José!
Cuando tengamos la alegría de recibir la Comunión, invitemos a San José a que nos acompañe. Nos inspirará sus sentimientos de amor y fervor y nos pondrá en condiciones de recibir la Santa Comunión.
LOCALIZACIÓN:
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CP 4478 Mont-Tremblant QC J8E 1A1 Canada
(819) 688-5225
(819) 688-6548
Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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