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Para pedir la resignación que obtiene el Cielo
Oh Santos del Paraíso, que hoy contempláis a este Cordero divino, glorioso, impasible, inmortal, y que Lo poseéis con la seguridad de no perderlo nunca, poned vuestros ojos en mí, tened piedad de este pobre destierro, obtened para él la gracia de ser crucificado en la tierra con Jesucristo, y de ser coronado por Él en el Cielo. Amén.