¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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A San Juan Bautista, Precursor del Salvador

San Juan Bautista
La misión de Juan el Bautista era anunciar la venida del Salvador prometido a la tierra y preparar al pueblo predicando la oración y la penitencia. El martirio selló su vida y le ganó la gloria inmortal en el Cielo.
Oh, San Juan Bautista, ilustre precursor del Mesías, tú a quien el Salvador proclamó el más grande entre los hijos de los hombres, y que el Santo Padre, el Papa Pío X… dio a los canadienses franceses como un patrón especial; se ha preparado maravillosamente, por tu vida austera, penitente y angelical, los caminos hacia el Reino del Cordero Redentor. Os rogamos que os dignéis a obtener para nosotros la gracia para caminar sobre tus gloriosos pasos, para mantener la fe de nuestros padres, para defender celosamente los intereses de la Santa Iglesia Católica, y para realizar los propósitos de la Divina Providencia… en cada uno de nosotros, para que después del exilio de esta vida, podemos encontrarnos de nuevo en la Patria Celestial, para cantar las alabanzas del Rey Eterno de todos los pueblos, durante siglos y siglos. Amén.

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Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.