¡Para la preservación del Depósito de la Fe!

¡Para que venga el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene como fin particular la conservación del Depósito de la Fe mediante la enseñanza religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «un baluarte ante la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Consagración a María

Hermosa consagración a la Virgen María, nuestra Madre y Reina, por San Francisco de Sales. Reza a la Virgen como un niño cariñoso que sabe cómo obtener todo de su madre.
Te saludo, dulcísima Virgen María, Madre de Dios, y me eliges como mi más querida madre; Te ruego que me aceptes como Tu hijo y sirviente; ya no deseo tener otra madre y amante que Tú. Te ruego, por tanto, mi buena, amable y dulce Madre, que Te complazca recordar que soy Tu hijo, que eres muy poderoso y que soy una pobre, vil y débil criatura.También Te ruego, muy dulce y querida Madre, que me gobiernes y defiendas en todas mis acciones; porque, ay, soy un pobre necesitado y mendigo que necesita Tu santa ayuda y protección. ¡Bueno, entonces! Bendita Virgen, mi dulce Madre, hazme partícipe de Tus bienes y Tus virtudes, especialmente de Tu santa humildad, Tu excelente Pureza y ferviente Caridad; pero sobre todo, concédeme: (Pide aquí la gracia que deseas). No me digas, Virgen bondadosa, que no puedes, porque Tu amado Hijo Te ha dado todo el poder tanto en el cielo como en la tierra. Tampoco dirás que no debes, pues eres la Madre común de todos los pobres hijos de Adán, y especialmente la mía; así pues, dulcísima Virgen, ya que eres mi Madre y eres muy poderosa, ¿qué podría excusarte si no me prestaras Tu ayuda? Mira, Madre mía, que estás obligada a concederme lo que Te pido y a consentir mis gemidos. Por lo tanto, exáltate en el cielo y, por Tu intercesión, hazme presente con todos los bienes y gracias que complacen a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, objeto de todo mi amor por el tiempo presente y por la gran eternidad.

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Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.