Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Jesucristo llama a la puerta de nuestro corazón.

El altar de Napoleón.

Cuando Napoleón estaba a punto de morir en Santa Elena, mandó erigir en su habitación un hermoso altar para el Santísimo Sacramento. El general Bertrand se tomó la libertad de observar que este deseo era bueno para un monje, pero no para un soldado y un emperador. Pero Napoleón, levantándose en su cama, le dijo con esa voz que mandaba a los reyes: «Soy el amo en mi propia casa». El emperador tenía toda la razón, pues nadie tiene derecho a impedirnos cumplir con nuestros deberes religiosos, especialmente cuando estamos en casa.

Una larga disolución.

En una reunión de librepensadores en Fráncfort del Meno, un orador hablaba de la creciente disolución del papado y de la Iglesia católica. Un viejo y calvo seguidor comentó: «Lo que dices está muy bien; pero la misma canción se repetía en mi juventud; esta disolución se prolonga demasiado.»

Ladrones de iglesias y Satanás.

Mientras el famoso «Kulturkampf» rugía en Alemania, algunos artistas católicos publicaron varios grabados que simbolizaban la situación de la Iglesia y que eran muy alentadores para los católicos expuestos en la lucha. Mostraban el mar embravecido lanzando sus olas espumosas contra una enorme roca. En la orilla, varios hombres con ropa de trabajo pasaban cuerdas alrededor de la roca y tiraban de ella sin descanso para volcarla. En el fondo estaba el demonio, burlándose de sus impotentes esfuerzos. Debajo de la pintura había la siguiente inscripción: «Yo, Satanás, he estado trabajando con todo mi séquito durante 2000 años para derribar esta roca, pero en vano. Por eso me parecen ridículos sus esfuerzos.

Este cuadro es un hermoso comentario sobre las palabras del Salvador: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno (el diablo) no prevalecerán contra ella».

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