La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
Unas buenas religiosas hospitalarias habían tenido más de una vez el dolor de ver morir a los enfermos sin poder devolverlos a Dios. Se les aconsejó que recurrieran al Corazón de Jesús y al de Su Santísima Madre, y que, para asegurar Su protección, expusieran Sus imágenes en aquella de sus habitaciones donde habían tenido que deplorar esta desgracia. Así lo hicieron, y varios años después nos aseguraron que nunca habían perdido a un enfermo en esa sala sin que hubiera recibido los Sacramentos.
En un pueblecito del sur de Francia vivía un buen anciano, adornado con todas las virtudes que el mundo estima: moral irreprochable, probidad infalible, benevolencia con los pobres, servicialidad con todo el mundo; sólo le faltaba una cosa, que hoy, por desgracia, les falta a tantos hombres loables en todos los demás aspectos: no recibía los Sacramentos. Y sin embargo, la vejez traía cada día nuevas dolencias y presagiaba un final próximo. Su familia gimió ante su indiferencia religiosa; multiplicó sus oraciones para obtener la ansiada conversión. Sus deseos fueron finalmente concedidos, gracias al adorable Corazón de Jesús. Habiéndole sido regalado un hermoso grabado del Sagrado Corazón, lo hizo enmarcar y le dio un lugar de honor en su salón, a pesar de las burlas de algunos falsos amigos, de los que el mundo nunca carece. Y a menudo el buen anciano venía a considerar este grabado; a veces incluso se pasaba un buen rato contemplándolo. Un día, en este mismo salón, le sobrevino una apoplejía y, con el permiso de la Divina Providencia, las personas que habían acudido a socorrerle le colocaron en un sillón frente a este grabado que tanto había amado. Cuando recobró el conocimiento, pidió un sacerdote, recibió todos los Sacramentos con la mayor piedad, y poco después murió. Hoy, sin duda en el cielo, agradece al Divino Corazón que, por medio de esta piadosa pintura, había devuelto su alma a la práctica de la religión, suavizado los últimos momentos de su vida y asegurado su felicidad eterna.
(Mensajero del Sagrado Corazón)
LOCALIZACIÓN:
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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