Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Corazon Eucaristico de Jesus

Piedad de San Wenceslao.

¿Qué diremos de San Wenceslao, rey de Bohemia? Este santo rey no se contentaba con asistir a varias misas cada día, arrodillándose en el suelo de la iglesia y sirviendo al sacerdote en el altar con una modestia y un fervor angelicales, sino que adornaba los altares con las más ricas joyas de su corona y los más preciosos paños de su palacio. También era su costumbre preparar las hostias para el sacrificio con sus propias manos. El propio grano con el que se hacían se cosechaba con su cuidado; se le veía, sin temor a menoscabar la dignidad real, arar la tierra, sembrar el trigo y recoger la cosecha, tras lo cual trituraba el grano y tamizaba la harina; luego, con la flor más fina, amasaba los panes del altar, que presentaba humildemente a los sacerdotes. ¡Oh, manos dignas de llevar el cetro! Pero, ¿qué ventaja obtuvo de tan tierna devoción? Dios permitió al emperador Otón I mostrar a este santo rey una benevolencia sin parangón, de la que le dio una llamativa prueba al permitirle adjuntar a su escudo de armas el escudo del imperio, un favor que no se concedió a ningún otro príncipe.

Pero si Dios Se encargó de recompensar la devoción de Wenceslao al santo sacrificio en este mundo, le dio una recompensa mucho más magnífica en el cielo, cuando, mediante un glorioso martirio, cambió su corona perecedera por una diadema inmortal.

Vida de San Wenceslao

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.