La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
San Vicente de Paúl decía: «Las obras de Dios se hacen casi siempre poco a poco; tienen su comienzo y su progreso. No hay que pretender hacerlo todo de una vez, con prisas, ni pensar que todo está perdido si no llegamos a ser perfectos de una vez. Hay que caminar siempre, pero sin preocuparse de rezar mucho al Señor, y utilizar los medios sugeridos por el Espíritu de Dios, sin tener en cuenta las falsas reglas del mundo.»
Este Santo tardaba mucho en decidirse; sin embargo, su lentitud, que a algunos les parecía excesiva, nunca tuvo ningún efecto negativo; nunca estropeó ninguno de los asuntos que emprendió. La gente se asombraba universalmente al ver que tenía éxito en todo lo que se proponía. Además, al mismo tiempo que todo prosperaba para él, adquiría tesoros de mérito en el cielo, porque la caridad animaba todo lo que hacía por el prójimo.
He aquí otra máxima de San Vicente de Paúl:
El resumen de la perfección
«No basta con hacer cosas buenas, sino que hay que hacerlas bien, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, de quien está escrito: Todo lo hizo bien. Apliquémonos, pues, a hacer todas nuestras acciones con el espíritu de Jesucristo, es decir, del modo en que Él hizo las Suyas, proponiéndonos los mismos fines; de lo contrario, todas las obras buenas en sí mismas que hagamos atraerán sobre nosotros el castigo más que la recompensa.»
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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