Si no encuentra lo que busca,
puede enviar un correo electrónico:
apotres@magnificat.ca
Magníficat!
¡Para la preservación del Depósito de la Fe!
¡Para que venga el Reino de Dios!
Nadie ignora que las piadosas Hijas de San Vicente de Paúl se han dedicado a Constantinopla durante varios siglos. Trabajaron en la educación de los niños, y muchas familias mahometanas encontraron así los medios para conocer nuestra fe y recibir el santo bautismo; pero las penas más severas les prohibieron tratar de convertir a los antiguos musulmanes. Sin embargo, la augusta María Se dignó a tocar el corazón de algunos de estos seguidores de Mahoma.
Un viejo musulmán, escribe una Hermana de la Caridad, estaba peligrosamente enfermo. Nos había prestado algún servicio: así que, con espíritu de gratitud, las Hermanas quisieron procurarle la inefable felicidad de recibir el Santo Bautismo; pero fue muy difícil tener éxito en este piadoso plan.
La Hermana de la Caridad tenía derecho a visitar al enfermo para darle sus cuidados y sus remedios, pero no podía hablar de religión. Si lo hiciera sin que el musulmán se lo pidiera, se expondría a las peores represalias. La augusta Reina del Cielo sugirió una santa estratagema; la de deslizar una medalla milagrosa en el lecho del enfermo.
Oh buena Virgen María, ¡qué misericordiosa eres con los que confían en Ti! No había pasado el día y ya el musulmán pedía ser instruido en la religión de Jesucristo. Un sacerdote se acercó a él y, después de haberle ilustrado sobre nuestros misterios, le dio el santo bautismo. El enfermo murió, y sin duda el cielo se abrió para él, ya que había creído en Jesucristo y se había bautizado.
Hay personas que no tienen miedo de ridiculizar las prácticas santas y piadosas de la devoción a María. Se preguntan de qué sirve llevar una medalla bendecida, un santo escapulario. Hijos de María, no tengáis miedo de contestar a estos pobres ignorantes, dejad que lo prueben y verán por su propia experiencia.
Que todos en cada familia sean fieles a llevar una medalla o algún objeto de devoción a María. Las madres y hermanas deberían regalarlas a sus hijos y padres como el más preciado regalo de su amor por ellos. Convenzámonos de que nunca será en vano que lleven consigo una muestra de su devoción a la augusta Reina del Cielo.
LOCALIZACIÓN:
290 7e rang Mont-Tremblant QC J8E 1Y4
CP 4478 Mont-Tremblant QC J8E 1A1 Canada
(819) 688-5225
(819) 688-6548
WordPress multillingüe con WPML