Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora de la Asunción

El último deseo de una madre piadosa.

Un santo misionero contó la siguiente historia.

Un anciano pecador, cuya vida había sido muy escandalosa, me pidió que fuera a visitarlo. Acudí a su invitación, y vi a un anciano que se me echó al cuello, diciendo: «Aquí, señor, hay un espantoso pecador; ¡sálvame!». Le tranquilicé: luego le pedí, en nombre de la gloria de Dios, que me hiciera saber qué había decidido su conversión. «No lo sé, Padre. – ¿Seguiste nuestras instrucciones? – Nunca lo hice. – ¿Te animaron tus amigos? – No tengo ninguno, y los habría escogido como para disuadirme de volver a Dios. – ¿Acaso fuiste a las oraciones públicas? – Nunca». En ese momento mis ojos se posaron en una imagen de la Santísima Virgen. «¿Qué?, dije, ¿un cuadro así en tu casa? – Sí, señor, dijo el anciano, sólo he respetado eso, y todos los días rezo un Ave María ante ese cuadro, en obediencia al último deseo de mi madre. – Ah, alégrese, señor, exclamé, conmovido, es a María y a este pequeño tributo de respeto a lo que debe su conversión y el cielo.»

Después de esta línea, nadie debe desesperar de su salvación, si se encomienda sinceramente a María. Sin embargo, quien se autorizara a sí mismo de Su poder y bondad para perseverar en sus errores sería una persona malvada, impía y necia en la sociedad cristiana.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.