Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Senora de La Salette

La misericordia de Dios.

Herolt informa que un desafortunado pecador, entre otros crímenes, había matado a su padre y a uno de sus hermanos, y que por ello vagaba como fugitivo. Habiendo asistido a un sermón sobre la Divina Misericordia un día de Cuaresma, quiso confesarse con el propio predicador, quien, tras escuchar el relato de sus crímenes, le mandó rezar ante un altar de la Virgen de los Dolores, para obtener el arrepentimiento y el perdón de sus pecados. El penitente obedeció; pero apenas comenzó a rezar, cayó muerto de repente. Al día siguiente, mientras el sacerdote recomendaba a la gente que rezara por este pobre muerto, una paloma blanca apareció en la iglesia y dejó caer una nota. El sacerdote, después de tomarla, leyó estas palabras: «El alma del difunto, que acaba de dejar su cuerpo, ha ido al cielo. Y tú, sigue predicando la infinita Misericordia de Dios.

(San Alfonso de Ligorio)

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.