Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Nuestra Señora del Purgatorio

Premio a un niño por su generosidad

San Pedro Damián, habiendo perdido a su padre y a su madre a una edad temprana, cayó en manos de uno de sus hermanos, que lo trató de la manera más inhumana, sin ruborizarse en dejarle sin todo, incluso sin zapatos y sin ropa adecuada. Un día el niño encontró un trozo de dinero en su camino. Piensa en su alegría: pensó que tenía un tesoro en la mano. ¿Para qué la usaría? La escasez en la que se encontraba le sugirió muchos proyectos; pero, después de pensarlo, decidió llevarlo a un sacerdote, para que ofreciera el sacrificio de la misa por las almas del purgatorio. Sorprendentemente, a partir de ese momento, su fortuna cambió por completo. Acogido por otro de sus hermanos, de mejor carácter, que tuvo para él toda la ternura de un padre, le hizo estudiar de tal manera que más tarde llegó a ser una persona famosa y un gran santo; condecorado con la púrpura, fue uno de los más firmes partidarios de la Iglesia. Así es como una sola misa, que había celebrado a costa de una ligera privación, fue el principio de inmensos beneficios para él.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.