Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

Niño Jesús, ¡Te amo con todo mi corazón!

La gran lámpara y un número infinito de pequeñas lámparas.

Leemos en las revelaciones de Santa Matilde que vio el Corazón de Jesús como una lámpara translúcida y los corazones de una multitud de hombres, también en forma de lámparas, unidos por cadenas al Corazón del Señor. Algunas estaban sujetas muy rectas por tres cadenas, de modo que el aceite de la gran lámpara rebosaba abundantemente; otras estaban sujetas por sólo dos cadenas, y otras, sujetas por una sola, parecían colgar hacia abajo y estaban vacías de aceite. – Las tres cadenas indican la fe, la esperanza y la caridad; las dos indican que al alma sólo le quedan la fe y la esperanza, y la cadena única muestra que a esta alma sólo le queda la fe. Algunas lámparas se desprendieron por completo y cayeron al abismo: denotan las almas que han perdido la fe y están totalmente separadas de Dios.

Mientras tengamos fe, no estamos completamente separados de Dios; «pero la fe una vez perdida, todo se pierde». De ahí el proverbio: Perder la fortuna es perder mucho; perder la vida es perder más; perder la fe es perderlo todo.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.