Para la preservación del Depósito de la Fe.

¡Para que llegue el Reino de Dios!

MAGNIFICAT

La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.

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Una historia para cada día...

La Sagrada Familia en oración

El beso de Juanito

Al volver de un paseo, el pequeño Juan, entrando con su madre en un convento, vio a una monja cortando hostias, que habían sido hechas esa misma mañana con harina muy blanca. El niño, al enterarse de que estas hostias iban a ser utilizadas en la misa del día siguiente, se puso de repente muy serio. Entonces su rostro se iluminó con una sonrisa angelical y, acercándose a la mesa donde estaban las hostias grandes y pequeñas, besó una grande con infinito respeto. «Pero, mi Juancito, observó la monja, ¡el buen Jesús no está allí! – Lo sé -dijo el niño con voz suave-, pero Él estará allí mañana por la mañana en la misa, y quiero que encuentre allí el beso del pequeño Juan. – ¿Por qué, añadió la madre, has elegido una hostia grande en lugar de una pequeña?» Y el niño respondió: «Era para hacer un beso más grande».
Juan de B. tenía entonces sólo cuatro años. Hoy ve al pequeño Jesús en el cielo. Porque la muerte le arrebató a su madre al final de su octavo año.

Otras historias...

Señal de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.

Oración preparatoria

¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.

Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.