La Orden del Magníficat de la Madre de Dios tiene la siguiente finalidad especial la preservación del Depósito de la Fe a través de la educación religiosa en todas sus formas. Dios la ha establecido como «baluarte contra la apostasía casi general» que ha invadido la cristiandad y en particular la Iglesia romana.
En ocasiones, nuestro enemigo se transforma en un ángel de luz para asustar a las almas más santas; pero nunca debemos desesperar de su salvación. Esta seguridad es especialmente apropiada para los siervos de María. San Bernardo Tolomei, fundador de los Padres del Monte Olivete, no había descuidado ningún medio para honrar a la Madre de Jesús. Un día se sintió extraordinariamente turbado al pensar que no estaba eternamente salvado y que no había obtenido el perdón de sus pecados. A veces, Dios permite que estas grandes tormentas pongan a prueba nuestra fe, para luego coronar nuestra fidelidad. Pero estos pensamientos angustiosos aumentaban en violencia de un momento a otro; el Santo estaba abrumado por ellos, cuando su buena Madre Se le presentó. «Bernardo, ¿qué temes? ¿El pasado? Dios te ha perdonado; el presente… tu vida Le agrada; el futuro… Nunca te fallaré, hijo Mío.» Ante estas palabras, San Bernardo Tolomei se sintió consolado y experimentó, en vida y en muerte, la verdad de las promesas de María.
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Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y de la Madre de Dios. Amén.
Oración preparatoria
¡Oh Jesús! Vamos a caminar con Vos por el camino del calvario que fue tan doloroso para Vos. Háganos comprender la grandeza de Vuestros sufrimientos, toque nuestros corazones con tierna compasión al ver Vuestros tormentos, para aumentar en nosotros el arrepentimiento de nuestras faltas y el amor que deseamos tener por Vos.
Dígnaos aplicarnos a todos los infinitos méritos de Vuestra Pasión, y en memoria de Vuestras penas, tened misericordia de las almas del Purgatorio, especialmente de las más abandonadas.
Oh Divina María, Vos nos enseñasteis primero a hacer el Vía Crucis, obtenednos la gracia de seguir a Jesús con los sentimientos de Vuestro Corazón mientras Lo acompañabais en el camino del Calvario. Concédenos que podamos llorar con Vos, y que amemos a Vuestro divino Hijo como Vos. Pedimos esto en nombre de Su adorable Corazón. Amén.
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